A veces pasan cosas tan maravillosas como poder acercarte a la gente que admiras desde hace mucho tiempo. Descubres grandes cosas, la verdad, aunque sea de modo virtual. Eso es lo que me ha ocurrido con Juan Miguel Aguilera, escritor de ciencia ficción y un montón de novelas, que con motivo del lanzamiento de su Sindbad en el País del Sueño, nos ha concedido esta entrevista.

Espero que la disfrutéis. Allá va.

M.: Hay algún que otro protagonista que comparte nombre con el tuyo. Por ejemplo tenemos a Sindbad el marino, pero también está “el terrestre” (este un poco menos famoso), tenemos incluso algún Simbad y otros Sinbads por ahí suelo. Cuéntanos Juan Miguel, ¿quién es el tuyo?

J.M.: El mío es Sindbad el Marino, el famoso, que en árabe se pronuncia: Sindibad al-Bahri. Escogí la traducción del nombre de Vicente Blasco Ibáñez, que es la más ajustada al original. Mi Sindbad es el que aparece en Las Mil y Una Noches, pero yo no he vuelto a contar sus aventuras ya conocidas sino que he inventado una nueva. Además, he intentado hacer el personaje más realista y humano e integrarlo en la época histórica en la que vivió. Quise imaginar cómo sería el personaje real que dio origen a la leyenda que nos ha llegado a través de los cuentos de Las Mil y Una Noches.

M.: Respecto a motivaciones de este fantástico personaje: ¿es la aventura per se la única para que decida ayudar a Radi en su gesta?

J.M.: Tengo la sensación de que el personaje se engaña un poco a sí mismo. Se dice y les dice a sus hombres que van en busca del gran tesoro del rey Salomón, pero en realidad es el deseo de maravillas el que lo empuja siempre hacia delante. Sobre esto tengo un libro muy interesante: El Libro de las Maravillas de Marco Polo con las anotaciones y comentarios que hizo Cristóbal Colón en sus márgenes. Es curioso comprobar que Colón no sólo se sentía atraído por las referencias al oro que aparecían en el libro de Marco Polo, sino que sus comentarios se entendían y recreaban sobre todo en los detalles mágicos. Leyéndolo es evidente que el Almirante compartía con nosotros ese Sentido de la Maravilla. Mi Sindbad también es motivado por esa fascinación, sin embargo quise mostrar el detalle de que esas ansias aventureras quizá no fueran acogidas con tanto entusiasmo por algunos de sus marinos y sus familias, personas normales que solo buscan ganarse la vida sin demasiados sobresaltos.

M.: Quién sabe si por el cine o qué no me ha costado mucho imaginar algunas de las localizaciones de tu novela, pero te diré que he sentido vértigo con otras. Creo sinceramente que tanto las descripciones como los diálogos son un punto fuerte en tu obra, se nota que los mimas.

J.M.: Gracias, lo tenía todo muy claro en mi cabeza y por eso insistí en dibujar la portada y las ilustraciones interiores. No solo las imágenes, también podría describirte los olores del puerto de Basora o los mercados de Bagdad, los sonidos de la jungla al acercarse la noche o los reflejos de las estrellas en las cúpulas de la Ciudad de Cobre. Desde que era niño he pensado mucho en esos ambientes, es el mundo de fantasía que conocía entonces, y creo que lo he volcado todo en esta novela. Me considero un escritor de ciencia ficción, no de fantasía, pero de algún modo esta es la novela que siempre había querido escribir.

M.: También me he fijado en las precisas acotaciones. Me gusta.

J.M.: Gracias.

M.: Libros misteriosos, lugares legendarios, aventuras, desventuras, barcos, ciudades escondidas… ¿considerarías que esta novela fue redacción sencilla desde la óptica del escritor, o por el contrario compleja debido a la exuberancia de detalles que hace gala?

Es una novela de aventuras como las que yo devoraba de joven. La isla del Tesoro, Robinsón Crusoe, Sandokán, Los viajes de Gulliver, Cinco semanas en Globo, Las minas del rey Salomón… y muchas más. Esas eran mis lecturas favoritas y es exactamente lo que he querido recrear con mi novela. Si consigo que alguien de ahora experimente un poco de la emoción que yo sentía leyendo esos textos, sentiré que he conseguido lo que buscaba. La redacción fue compleja por los detalles, como tú bien dices. Siempre tuve claro que los escenarios y los ambientes con los que se iba a encontrar el lector serían un personaje más de la trama y por ello fui muy cuidadoso con las descripciones.

M.: Esto se lo pregunto a casi todo el mundo pero en estas obras tan complejas que se supone son fantásticas, pero luego encuentras que coquetean con lo histórico, la cuestión me resulta especialmente atractiva: ¿cómo fue el proceso de documentación?

J.M.: Todo lo que he escrito es ciencia ficción hard (es decir, rigurosa en el aspecto científico) o novela histórico-fantástica (La locura de Dios, Rihla y El sueño de la razón), y esto es porque me gusta documentarme. Buscar documentación es la parte de la escritura con la que más disfruto y con la que establezco los límites para el relato. Tanto en el terrero de la Ciencia como en el de la Historia, estas limitaciones me estimulan la imaginación y me ayudan a construir la trama. Intento cuidar cada detalle, hasta los que aparentemente solo me preocupan a mí. Por ejemplo, las alfombras voladoras que aparecen en Sindbad en el País del Sueño; todo el mundo sabe lo que es una alfombra voladora, no necesita más explicación, pero no pude sentirme a gusto con mi novela hasta que encontré una razón a su vuelo. Es una manía, lo reconozco, pero así es como escribo.

M.: ¿Has viajado a alguno de los lugares mencionados en tu novela?

J.M.: A Bagdad o a Basora no, porque ahora mismo sería un poco peligroso. Pero conozco bien el ambiente de los países árabes. He estado algunas veces en Marruecos y en Egipto pasé el mes de junio del 2010, invitado por el Foro de las Tres Culturas. Hice muy buenos amigos en El Cairo con los que sigo en contacto. Ya entonces estaba dando los primeros pasos de Sindbad en el País del Sueño y hablar sobre los djinn con gente de diferentes grupos sociales, más religiosos o más escépticos, fue la clave para enfocar la novela como lo hice. Descubrí que para un musulmán devoto un djinn es tan real como para nosotros un bosquimano, quizá nunca has conocido a uno pero no dudas de su existencia. No pueden hacerlo en realidad pues el Corán dice claramente que existen y que comparten la Tierra con los humanos, incluso hay una aleya dedicada enteramente a los djinn. Imagino que si alguna vez se publica mi novela en árabe, allí no se considerará fantasía.

M.: ¡Código bidi! Me instalé un lector a propósito para descubrir qué otros secretos escondía tu libro.

J.M.: Mi amigo el escritor León Arsenal me habló de ellos hace un tiempo y es la segunda vez que los uso. La primera fue en la antología de ciencia ficción Más allá de Némesis. Para mí son un recurso fabuloso pues te permiten incluir mucha información que de otro modo no entraría en el libro. Son como los extras en los DVD’s. En el caso de Sindbad en el País del Sueño, los he usado para ampliar datos sobre la parte histórica de la novela. Por ejemplo, un plano de Bagdad o una biografía de Yahiz (que fue un personaje real y que se adelantó mil años a Darwin proponiendo una teoría muy parecida a la evolución de las especies), y muchos detalles históricos más. Además, he incluido los siete viajes originales de Sindbad, y también el relato La ciudad de cobre, ambos con la traducción de Vicente Blasco Ibáñez de las Mil y Una Noches.

M.: Llega una de las grandes preguntas: ¿por qué Sindbad? ¿por qué no crear un nuevo personaje épico, un nuevo mito?

J.M.: Me lo llegué a plantear. Me preocupaba que, al ser Sindbad un personaje que forma parte del imaginario colectivo, el lector tuviera ya su propia imagen formada sobre él y no aceptase la mía. Pero finalmente decidí que lo que me había llevado a investigar durante tanto tiempo y a escribir esta novela había sido precisamente Sindbad el Marino, tanto el personaje de Las Mil y Una Noches como el héroe de las películas de Ray Harryhausen de las que yo era fan de niño. Para mí Sindbad y su mundo repleto de barcos de velas triangulares, mercados árabes, ciudades con cúpulas doradas, arriesgados viajes a tierras desconocidas, criaturas fantásticas y poderosas, alfombras voladoras… todo eso representa la fantasía para mí.

Miriam AlonsoLiteratura
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