Los ingleses dan un recital con el cartel de sold out colgando en la sala Lucerna. Tenían un plan: que Praga fuese un hervidero… Y lo consiguieron.
Durante toda la noche se notaron las tablas, que tenían muy claro lo que iban a hacer y que además funcionaria; pero sobre todo se notó por la entrada de la banda, no se complicaron, simplemente salieron a pelo, sin teloneros. La parroquia esperaba con paciencia pero los primero acordes de «Holiday» sirvieron como catalizador de una masa que enloqueció y no abandonó a la banda en todo el concierto. Solo tuvo un momento de relax en la zona media cuando Joseph Mount dio entrada a temas más relajados de forma acústica que sirvieron para recuperar el aliento necesario para la segunda parte del concierto, que tuvo como cénit el cierre con «You Could Easily Have Me», tema donde los sintetizadores y guitarras se mezclan de forma más agresiva.
Mención especial a Gbenga Adelekan, esta banda no sería lo mismo sin las actuaciones impecables del bajista de origen nigeriano, tanto en lo instrumental como por su espíritu en el escenario. Así como Michael Lovett, que solo se une a la banda en los directos, reforzando el sonido en teclados y guitarras eléctrica y acústica.
El único pero que podemos poner a la noche es uno de compasión, por esos asistentes rezagados que aún seguían entrando cuando ya corría la tercera canción y se perdieron un comienzo de concierto que fue una total declaración de intenciones de la banda.
Gran noche donde Metronomy llevó de paseo al público a lo largo de su discografía, coqueteando con todos los estilos musicales a los que se aproximan y sin temblarles la mano en ningún momento.
Redacción y fotografía: Antón Ben