El pasado domingo 19 de octubre se celebró el día internacional del cáncer de mama.
Una fecha no solo ha de poner de relieve la presencia de la enfermedad en nuestra sociedad sino el recurso más eficaz que poseemos actualmente para erradicarla: un diagnostico precoz.
Según varios estudios científicos se ha relacionado el consumo de ciertos alimentos con la incidencia de ciertos tipos de cáncer, entre ellos el de mama. En ocasiones esta relación se cree debida a la presencia de unas sustancias, denominadas radicales libres, en el interior de las células. Aunque nuestro organismo frena a diario a los radicales libres mediante otras sustancias, los antioxidantes, podemos incorporarlos mediante la alimentación ya que estos compuestos antioxidantes están presentes en frutas, verduras u otros alimentos.
Entre las sustancias antioxidantes encontramos las vitaminas C y E, el selenio, los carotenoides y los polifenoles. Todos estos los podemos encontrar en una alimentación variada y equilibrada que incluya frutas y verduras frescas como: los cítricos, el melón, el kiwi, el aguacate, las frambuesas, el mango, el melocotón, ciruelas o granadas; en el tomate, el brécol, la coliflor, las zanahorias, las calabazas así como en el aceite de girasol, el germen de trigo o los frutos secos (especialmente las almendras, nueces y avellanas), pudiendo encontrarla también en frutas como el tomate.
No olvidemos otros alimentos con distintos nutrientes que se han estudiado por sus beneficios específicos frente a la patología del cáncer mamario como el aceite de oliva, el ajo, la cebolla, el yogur, la soja o el pescado azul.
Diagnóstico precoz a través de chequeos médicos y una buena alimentación, pequeños gestos para disfrutar de una vida sana y saludable.