Cuatrocientas veintipocas páginas tienen la culpa. Las que distan desde que empecé a leer “De lobos y corderos” (Edhasa), de Juan Carlos Iglesias, hasta que llegué al final.
Porque habrá quien vea el gorrito de cocinero en la portada, algo sucio, y le dará la vuelta al libro. Todos lo hemos hecho alguna vez. Tras leer la sinopsis, bullirá un no sé qué que qué sé yo animándonos a abrir el primer capítulo. Quien empiece a leer “De lobos y corderos” que sepa que estará perdido.
La novela engancha. El inicio parece gris porque Iglesias sitúa a los personajes medulares en un penal de nombre rimbombante. Ojo a los nombres y al lenguaje que se gasta el autor en estás lides. Y esa grisura carcelaria se va tornando en libro de viajes, casi a lo Jules Verne. En realidad, la historia central es un desparrame al ir desvelándonos las vidas y milagros (alguno hay, por cierto) de personajes fuertes y de otros que pasan por allí. Y esos secundarios son de la talla de reyes, papas o piratas reales como la vida misma. Los inventados y los auténticos bailan no solo metafóricamente -ver el capítulo El baile de máscaras-, también zigzaguean para tejer un tapiz de subtramas y la trama central en una divertida novela con sangre y su chorreoncito de sexo.
Un plato literario con carne, pescado, insectos, verduras e ingenio a raudales. Y no cuento más porque cuatrocientas veintipocas páginas tienen la culpa de que haya estado horas pegado a “De lobos y corderos” sin importarme un pepino qué echaban por la tele o si al coronavirus alguien le cambió el nombre.
Si mi paisano García Berlanga o el manchego Cuerda estuvieran por aquí querrían hacer un largometraje de esta novela. Hasta que Juan Carlos Iglesias los reviva -acaso- en su siguiente novela, invito a morder este “De lobos y corderos”. Abstenerse timoratos y gentes de piel fina, este libro es para lectores lectores. La mesa está puesta.
Juan Carlos Iglesias lleva toda su vida profesional dedicado a la restauración. En el Grup Iglesias comparte con sus hermanos la dirección de un grupo de restaurantes de prestigio y con los hermanos Adriá, alma del proyecto, crea «El barri«, espacio gastronómico de barrio renombrado mundialmente. Aunque estudió Derecho en la UAB siempre ha sentido la llamada del calor humano que da el contacto con los clientes y el espíritu aventurero del riesgo empresarial y la felicidad sencilla que transmite el que da de comer a los demás. Y en ésas estaba hasta que decide escribir “De lobos y corderos”, su primera novela.
“De lobos y corderos”. Juan Carlos Iglesias. Editorial Edhasa.