El legado. Entrevista a Miguel Pajares

Miguel PajaresEsta semana he querido traer a La Gonzo Magazine una novela de corte social. Su autor es Miguel Pajares (Palencia, 1950) y ha publicado recientemente El legado (Alrevés). Con esta novela nos sumerge en un tema que domina, siendo uno de los grandes expertos en Migraciones Climáticas, em cómo los intereses económicos de las grandes corporaciones inciden en la economía mundial, en la política y en nuestras vidas.

*A pesar de lo breve del título de su novela, El legado, creo que toca muchos temas. Algunos de ellos ya los ha tratado en novelas anteriores o en ensayos, como en uno reciente sobre refugiados climáticos. Háblenos de esta novela en la línea de sus anteriores publicaciones de narrativa social.

-Había escrito varios libros de ensayo antes de publicar mi primera novela, y siempre estuvieron relacionados con temas como la inmigración, los refugiados, el racismo o los derechos humanos. El legado es ya mi quinta novela, pero los temas de todas ellas son esos que siempre me han interesado. Sigo tratando temas sociales, y las novelas también son una forma de explicarlos, así como una forma de denunciar las injusticias y las desigualdades. En los últimos ocho o diez años he estado muy interesado en el cambio climático y en las consecuencias que va a tener, y fruto de ello son esos dos últimos libros, uno de ensayo, Refugiados climáticos, y el otro la novela de la que estamos hablando.

*Otro gran personaje de El legado es África. Un continente que como antropólogo me podrá decir que fue cuna de la humanidad. Y, en la actualidad, es clave, aunque muchos lo desconozcan, si ponemos la lupa en el Congo, en sus riquezas de minerales. ¿Qué les podemos comentar a este respecto a lxs lectorxs sin desvelar en exceso?

-Sí, África ya me había interesado en mis anteriores novelas. Es, ciertamente, un continente de enormes riquezas, pero también es el continente que concentra a la mayoría de los países más pobres del planeta. Esta contradicción solo se explica que por expolio que ha sufrido, tanto durante el periodo colonial como después. En esta novela se destaca especialmente la República Democrática del Congo. Este país fue, durante el siglo XX, el que más minerales aportó al mundo occidental, por ejemplo, el cobre con el que pudieron tenderse las redes eléctricas a principios del siglo XX en todos los países ricos; y también ha aportado otros minerales clave para el desarrollo de las tecnologías de información, como el coltán, y, sin embargo, es uno de los más pobres. Pero África sufre además otra injusticia de enorme magnitud: es el continente más castigado por el cambio climático y el que menos ha contribuido a generarlo, ya que sus emisiones acumuladas de gases de efecto invernadero son aproximadamente el 3 % de las mundiales. A veces se habla de África como un continente con muchas posibilidades de futuro, pero yo creo que no se tiene en cuenta que sigue sufriendo el mismo expolio de siempre y que los impactos climáticos van a ser devastadores.

*También hay, al menos para mí, dos grandes personajes femeninos de carne y hueso, además de África, claro. Querría que nos hablase de Mayuma Nazali, de lo que este personaje crucial en la trama tiene de real. Intuyo que hay muchas Mayumas no solo en África, en novelas como El legado.

-Sí, además de Pepa Rosales, la otra protagonista femenina es Mayuma Nazali. No puedo decir mucho sobre ella, para no hacer spoilers a quienes vayan a leer la novela, pero creo que este personaje es representativo de miles de mujeres reales que en África, en Latinoamérica y en otros sitios están encabezando las luchas comunitarias contra el expolio, la explotación y la colonización. Si nos fijamos en los informes que hace Global Witness cada año, sobre personas asesinadas que fueron líderes comunitarias en la lucha contra el expolio y contra los desastres medioambientales que causan muchas multinacionales, sean de la minería, de la agroindustria u otras, lo que vemos es la fuerte presencia de las mujeres en ese liderazgo. Esto está en cierto modo reflejado en El legado, como lo está en mis anteriores novelas, pero también lo encontramos en otras obras literarias y, sobre todo, en informes como el que he mencionado.

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*El Cambio Climático (con mayúsculas) está muy presente en El legado, creo que desde el mismo título… No es una tontería de cuatro ecologistas, como bien apunta aquí un personaje. Lo vemos a diario, queda patente en su novela allí donde la ficción da paso a la cruda realidad. Coméntenos su opinión al hilo del argumento.

-Ahora ya la ciencia es unánime al afirmar que estamos sufriendo un cambio climático que hemos provocado los humanos con nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, y también lo es al afirmar que, si no reducimos las emisiones, el calentamiento global alcanzará límites devastadores para la humanidad, y lo hará en el presente siglo. En El legado esto se explica un poco, pero no mucho. Lo expliqué mucho más en Refugiados climáticos. Lo que sí aparece en El legado es la serie de compromisos que han adoptado las multinacionales para la lucha contra el cambio climático. Todas están diciendo que han entendido el problema y que están poniendo solución. Lo que la novela acaba mostrándonos es hasta qué punto podemos fiarnos de eso.

*Dos fechas y dos nombres propios destacaría de la parte verídica de uno de los ejes argumentales de El legado. Por una parte, 2009 y Obama, en la Cumbre de Copenhague. Por otro, Kofi Annan en 2000. ¿Qué ha quedado de aquellos hitos hoy en día? ¿Quién ha de tomar el relevo para que las corporaciones y los gobiernos se impliquen en serio en la cuenta atrás que sufre nuestro planeta?

-Sí, tanto uno como el otro fueron políticos que generaron esperanzas. Primero fue Kofi Annan, que en el 2000 impulsó el Global Compact, un pacto mundial en el que las grandes empresas se comprometían con el medio ambiente y otros aspectos de responsabilidad social. Fue un paso adelante, pero vino acompañado de que las multinacionales se metieran en los entresijos de Naciones Unidas y se hicieran con el control de buena parte de su agenda. Y en el caso de Obama, lo que vimos fue que comenzó haciendo profusión de su compromiso en la lucha contra el cambio climático. También fue un gran paso adelante, frente a los negacionistas que habían estado antes en la Casa Blanca. La primera COP a la que le tocó asistir fue la de Copenhague del 2009 y los movimientos ecologistas la afrontaron con mucha ilusión: la presencia de Obama podía suponer un gran giro en los compromisos climáticos de los gobiernos. Pero no fue así. Quizás no haya habido otra COP que haya decepcionado tanto. Realmente, todavía no ha habido ningún líder mundial que haya logrado compromisos climáticos verdaderamente eficaces. El que más lo está intentando es el actual Secretario General de Naciones Unidas, António Gutérres.

*Si el Congo fue el epicentro mundial de los metales en el s. XX, en este actual lo es… ¿China? ¿Cómo ha dejado Occidente el control estratégico de la producción de la que depende la digitalización y la transición energética en manos del gigante asiático?

-Los metales son el nuevo oro de este siglo. El desarrollo del siglo XIX fue impulsado por el carbón, el del siglo XX por el petróleo y el del siglo XXI lo será por los metales, especialmente por los que se llaman metales críticos. Hablamos de los metales del grupo de las tierras raras, y otros como del cobalto, el litio, el níquel el manganeso o el grafito, que son de los que dependen todas las nuevas tecnologías, incluidas las que nos aportarán energía, como la solar y la eólica. China tiene en su suelo buena parte de esos metales y, además, ha ido adquiriendo el control de la minería en otros países, sobre todo africanos y latinoamericanos. Y no es que no haya minas de esos metales, por ejemplo de tierras raras, en Norteamérica o en Europa, es que esta minería ha ido desapareciendo por lo extremadamente contaminante que es. Hemos hecho dumping medioambiental llevando la minería a los países pobres. Las empresas mineras eran occidentales (canadienses, suizas, inglesas, australianas…), pero la minería solo se desarrollaba en los países pobres. Ahora, las empresas mineras occidentales están en clara desventaja frente a las chinas, porque los chinos se llevan los minerales pero dejan infraestructuras, cosa que no hacían los occidentales, y los países del Sur global prefieren tratar con China. La digitalización, la transición energética e incluso el armamento dependen de unos metales que principalmente controla China. Eso es precisamente lo que más preocupado tiene a Estados Unidos, y muchas de las cosas que Biden está haciendo se explican por eso.

El legado. Miguel Pajares. Alrevés editorial.

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