El Almirante. Entrevista a Luis Mollá Ayuso

El AlmiranteMe concede una entrevista el Capitán de Navío de la Armada Española, piloto naval y diplomado de Estado Mayor, Luis Mollá. Natural de Tarifa (Cádiz), es asiduo conferenciante de temas relacionados con el mar y colaborador con numerosos artículos periodísticos en distintos medios de prensa, publicaciones, foros de ámbito naval y programas radiofónicos. En su faceta de escritor, ha obtenido varios premios y distinciones por sus novelas, como el premio «Nostromo» de narrativa marítima en 2004 y en 2008. El premio Almirante Oquendo en 2005 y en 2017, o el premio Virgen del Carmen de novela que le concedió la Armada en 2007. En el 2017 obtuvo el premio literario que anualmente convoca el Ejército del Aire con su obra ‘Alas de ángeles’ además de publicar la novela ‘La flota de las especias’ con la editorial Almuzara. Le pregunto por su undécima novela ‘El Almirante’ (Almuzara).

P.: Me han llamado la atención algunos detalles de la época, vemos, por ejemplo la práctica médica en el propio Lezo. Antes de amputarle la pierna, el barbero le dio a beber aguardiente y a oler un trapo impregnado con láudano; o cuando le trataron el ojo mediante tópicos a base de sangre de pichón, azúcar y sal marina. Lo que ha avanzado la medicina desde entonces, ¿verdad?

R.: La medicina a bordo de los barcos llegaría después de Lezo. Antes y en su época, existía una barbero, figura que podríamos traducir como enfermero. En cuanto a los cirujanos, embarcaban en caso de combates y su práctica se reducía a las amputaciones. La Armada fue la primera institución en crear (en Cádiz) un colegio de medicina, que tuvo mucho que ver en la sanación de Lezo cuando cayó enfermo de fiebre amarilla.

P.: Uno de los motes con los que se conocía a Blas de Lezo, el de medio hombre, no le gustaba; en cambio, sí el que se ganó frente a las costas de Cataluña, donde forjó entre sus enemigos que le llamasen “el zorro de los mares”. ¿Fue así?

R.: Efectivamente, fue un apodo que le pusieron sus enemigos y que tuvo mayor repercusión cuando su despliegue en el Cantábrico. En realidad él nunca se quejó de sus motes, pero aceptaba sobre todo el de “Anka Motz”, “pata de palo” en vasco. Por proceder de los hombres que reclutaba en su terruño natal y alrededores.

P.: Me gustaría preguntarle por su opinión personal sobre Blas de Lezo, por su vigencia en nuestra época no tanto por su beligerancia, sino acaso por sus dotes como líder y, sobre todo, subrayando el ejemplo de superación personal a pesar de sus limitaciones físicas para un desempeño en el que tuvo que lidiar casi contra todo y contra todos. Denos su opinión.

R.: En mi opinión el Blas de Lezo que pudiera darse hoy en la Armada pasaría desapercibido, ya que su encumbramiento derivó fundamentalmente de sus dotes como combatiente y al hecho de no haber sido derrotado excepto por su propia administración. Por sus dotes de liderazgo, tal vez habría sido un buen almirante, pero no hubiera dejado una huella demasiado profunda.

El Almirante. Luis Mollá. Editorial Almuzara. ISBN: 978-84-17418-14-4

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