¿Qué parte de Giuliana hay en Carmen Amoraga y viceversa?
Giuliana es un personaje de ficción, cuando estás escribiendo te mimetizas con los personajes; yo creo que Giuliana, William, Santiago, María, cualquier personaje que está en la novela tiene muchas cosas de mi y de otras personas que están delante de mí. Y tienen muchos aspectos universales
¿Qué ha sido lo más difícil a la hora de escribir esta novela?
Encontrar una distancia en la que yo me sintiera cómoda entre la persona que inspiró la novela y el personaje que iba tomando vida propia. Construí el personaje de Giuliana muy diferente a la personalidad de Bibiana, y el personaje de William todo lo diferente que yo recordaba de Walter que fueron las personas inspiradoras de la novela.
¿Cómo cree que nos has afectado la irrupción de las nuevas tecnologías de la información, las redes sociales, en la forma de comunicarnos?
A nuestra forma de comunicarnos la ha facilitado. Ha facilitado la comunicación entre personas que están en distintos lugares del mundo, y en distintos momentos horarios, porque cuando te comunicas a través de las redes sociales todo pasa aquí y todo pasa ahora. Nos ha hecho ponernos las pilas a todos como receptores de información y de opinión, nosotros tenemos que poner los filtros, no todo lo que llega nos tiene que merecer el mismo valor, el mismo respeto sí, pero la misma opinión no, la misma credibilidad no. Tenemos que ser nosotros los que pongamos ese filtro, creo que nos está enseñando a todos a ser receptores de esa información y esa comunicación, qué intimidad mostramos. Las nuevas tecnologías son una herramienta, no es ni buena ni mala, es el uso que nosotros le demos a esa herramienta.
¿Y a nuestros hábitos de lectura?
A los hábitos de lectura, nos facilita la compra de libros. Ahora, si nos descargamos libros ilegalmente la culpa no es de la herramienta, es nuestra; somos pequeños delincuentes o grandes delincuentes. Los delitos culturales son una falta de respeto a los creadores culturales, pero el IVA cultural es una falta de respeto a los creadores y a los usuarios. Y que bajo ese elevadísimo IVA cultural se esconde una presunción de hacer ciudadanos de distintas categorías
Como lectora, ¿qué cree que tienen en común sus novelas precedentes con La vida era eso, merecedora del Premio Nadal 2014?
Que son historias cotidianas, de personajes cotidianos con los cueles empatizas mucho, creo que eso y el lenguaje directo, mas la intimidad que genera entre el lector y el personaje, creo que es lo que más caracteriza a mis novelas. Un lector mío habitual que lea esta novela tapada yo creo que lo reconocería.
Ha dicho en alguna ocasión que leer y escribir tienen efectos terapéuticos, en su caso, ¿hay algún autor o lectura recurrente a los que acuda de forma terapéutica?
Al que recurra de forma habitual, no. Hay libros que en momentos determinado de mi vida me han ayudado mucho. Yo me acuerdo especialmente de cuando tuve a mi primera hija, que tenía un sueño que me moría durante años; para mí leer era un esfuerzo tremendo, además tenía un trabajo que me obligaba a leer bastante por obligación, y recuerdo haber leído en aquella época ‘Saber perder’ de David Trueba, que me reconcilio con la vida y con la literatura y que tuvo un gran efecto terapéutico en mi.
Háblenos del feed back con sus lectores a través de las redes sociales, ¿qué destaca y qué echa de menos?
Hasta ahora el contacto que tenía con mis lectores era que venían a las firmas de libros o se tomaban la molestia de mandar una carta a la editorial que luego la editorial me mandaba a mí, con las redes sociales esta relación es como cualquier otra relación: es intensa rápida, en mi caso es cercana. Y para mi es muy gratificante. Yo no echo de menos nada y todo me parece bien porque con esta novela en concreto que acaba de salir, estoy recibiendo multitud de mensajes muy positivos respecto a la novela.