Esta semana comparto la entrevista que me concede Gonzalo Sáenz (Córdoba, 1971). Le pregunto por su novela Marinos Mercantes (Torre de Lis) en la que se narra en primera persona las peripecias de un marino a bordo del buque Talasa. Ficción y realidad se dan la mano en esta nouvelle dedicada a un capitán de la marina mercante muy especial.
G.V.: En Marinos mercantes leemos situaciones y vicisitudes propias de los hombres de mar. La de “hombre al agua” contada aquí me ha llamado la atención por ese párrafo tan emotivo. Lo reproduzco para que nos lo comente. “Cuando ves a un compañero en una situación tan extrema, el sentimiento de fraternidad es tan fuerte que uno se arroja al rescate sin pensar siquiera en su propia vida”.
G. S.: Los marinos de alta mar pasan mucho tiempo juntos sin pisar tierra firme en un espacio reducido. Se crean fuertes lazos de compañerismo que en situaciones límite como un accidente, un naufragio o la caída de un tripulante al agua les ayudan a sobrevivir. Esto ocurre así desde tiempo inmemorial. Hay pinturas y litografías antiguas que recogen escenas de colisión entre barcos o rescates en el mar que conmueven por su realismo, como por ejemplo las ilustraciones que se hicieron en el siglo XIX sobre el hundimiento de la vaporera La Plata, en la bahía de Vizcaya y muchísimas otras. La cifra de marineros tragados por el mar es desgraciadamente colosal. Por eso dijo con razón Anacarsis, un filósofo escita del siglo VI a.C., que hay tres clases de hombres: los que están vivos, los que están muertos, y los que están en el mar.
G.V.: Además de la aventura también hay guiños o quizá reflexiones para los lectores sobre la vida de los marinos mercantes. Quizá una sea la de quienes pierden el trabajo y siguen viviendo en los barcos hasta cobrar su sueldo cuando los navieros se han ido a la quiebra por una mala inversión. Coméntenos esto desde su punto de vista también como abogado especializado.
G. S.: Los costes de navegación y de estancia en puerto son muy altos. Tan altos que si el naviero rompe el equilibrio entre los ingresos y los gastos en una sola operación comercial puede arruinarse. Tras terminar mi máster en Negocio y Derecho Marítimo empecé a trabajar en Naviera del Odiel, que precisamente cesó su actividad en 2009. Aunque a mí luego la vida me ha llevado de marinos y navieras a escritores y editoriales, como abogado y consultor literario.
G.V.: Sin lugar a dudas creo que Marinos mercantes es un homenaje no solo a la profesión de su padre, como ya apunté al hablar de la dedicatoria. También a quienes eligen el mar como forma de vida. Porque leemos que “…en que otra profesión podríamos haber encontrado mejores circunstancias para tomar la decisión de liberarnos de estas cadenas?” Coméntenos esas cadenas de quienes vivimos tierra adentro, aunque como bien leemos además “luego no sabemos prescindir de ellas y reincidimos en los mismos comportamientos y en las mismas pasiones”.
G. S.: Hubo una época en la que cuando llegabas al puerto de otro continente parecía que recalabas en otro planeta, de tan diferentes las cosas en relación con lo que estabas acostumbrados a ver. Algo parecido a los exploradores de antaño cuando se adentraban en territorios desconocidos. Ésa es la parte romántica de una época que desapareció con la brutal globalización que ha sufrido el mundo. Sin embargo, las personas no hemos cambiado tanto: nuestras pasiones y ataduras siguen siendo las mismas de siempre. Algo que nace también de nuestra obsesión por desear lo que no se tiene.
G.V.: Pasiones y amor también hallaremos en Marinos mercantes. Quizá sea más un mito que una realidad eso de que los marineros tienen una mujer en cada puerto. Aunque no le preguntaré por eso, sino por cómo ha evolucionado el mundo de la navegación ahora que ya no solo hay hombres a bordo. Que la convivencia no es fácil a bordo también aparece en su novela. ¿Cómo ve la incorporación de la mujer al sector de la marina mercante?
G. S.: Pienso que es un mito. El marino es un profesional y cuando llega a puerto en realidad es cuando más trabaja, porque los trabajos de carga y descarga de la mercancía no se dejan solo en manos de los estibadores del puerto sino que los oficiales y marinería del barco colaboran y tienen que hacer, además, una labor de permanente supervisión.
Respecto a que la mujer se haya incorporado a esta profesión es lo natural ¿qué impide que una mujer sea la capitana de una barco?
G.V.: ¿Surgió en alguno de sus viajes la idea de escribir Marinos mercantes o quizá de alguna anécdota de su padre, marino mercante, a quien dedica este libro?
G. S.: Así es. La mayoría de los hechos que se relatan en el libro son reales y muchos de ellos vividos en primera persona por mi padre. Mi padre se pasó mucho tiempo navegando en grandes buques mercantes que recorrían los mares de todo el mundo y cuando regresaba a casa, después de pasar varios meses navegando, me contaba historias increíbles. El último barco que capitaneó fue el Esperanza del Mar, un buque hospital que socorre a otras embarcaciones. También recuerdo las reuniones de marinos en el salón de mi casa y como sus conversaciones me dejaron con la boca abierta más de una vez. Realmente, las anécdotas más curiosas del libro no son inventadas, sino basadas en hechos reales, y sentí la necesidad de cristalizarlas en esta obra.
Gonzalo Sáenz (Córdoba, 1971) es licenciado en Derecho por la Universidad de Salamanca y Máster en Derecho y Negocio Marítimo por la Universidad Pontificia Comillas. En la actualidad reside en su ciudad natal, Córdoba, donde ejerce como abogado y dirige el despacho Gabinete Judicial. Su pasión por el mar le ha llevado a navegar por el océano Atlántico de Ruan a Edimburgo y por las aguas canario-saharianas. Compagina su profesión con la creación literaria y sus facetas artísticas, habiendo buceado en la pintura y en la fotografía, quedando finalista en los premios de fotografía Albarracín 2016, capitaneados por el también cordobés Gervasio Sánchez, antiguo y reconocido corresponsal de guerra, con su trabajo “Burnout”. Autor del libro “Relatos de Cristiandad”, es colaborador habitual en los programas Voces del Misterio (SFC FM 91.6) y El abogado responde (Córdoba TV).
Marinos Mercantes. Gonzalo Sáenz. Torre de Lis.
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