Patricia Ramírez, autora del best seller ‘Entrénate para la vida’, y del libro ‘Autoayúdate’, ha publicado recientemente ‘Por qué ELLOS sueñan con ser futbolistas y ELLAS princesas’ (Espasa, 2014). Trabajó con Gregorio Manzano en el RCD Mallorca y con Pepe Mel en el Real Betis Balompié. Ha colaborado con todo tipo de deportistas de élite, compaginando esta labor con la docencia.
‘Hablar más, no significa entenderse mejor’, ¿dónde cree que radica el problema de la comunicación entre ambos sexos?
La calidad de la comunicación no está en la cantidad. La calidad de la comunicación está en la capacidad para escuchar de forma sincera, saber qué necesita y qué está diciendo el otro, tratar de ponerte en su lugar, entender sus sentimientos, sus razones. Entender no significa claudicar, ceder y decir a todo que sí. Significa admitir que la otra persona piensa de forma diferente. Esto no es una batalla en la que haya que ganar, sino un foro en el que se comparten distintos puntos de vista, y en el caso de tener que tomar una decisión, negociar. Un punto importante para entenderse bien es BIENINTERPRETAR al otro. Las parejas que se llevan bien, no malinterpretan a su compañero de viaje.
Explíquenos brevemente eso de que ‘la mujer tiene un sexo muy cognitivo’.
La mujer no tiene un botón de ON y OFF en el terreno sexual. Necesita que le hablen, le hablen, seduzcan con palabras, con una buena risa. La mujer necesita recrearse en una atmósfera de seducción. No se excita con una simple imagen del objeto sexual, necesita mucha más parafernalia. Eso no quiere decir que alguna vez se excite muchísimo con “aquí te pillo aquí te mato” en el poyete de la cocina, pero lo habitual es que requiera de un ambiente y comunicación que propicien el deseo.
‘La mayoría de las mujeres dice necesitar de un hombre que piense desde el cerebro de una mujer’. ¿Esto es así, cómo se lleva a la práctica?
Es un comentario para explicar que las mujeres desean muchas veces que se les adivine sus necesidades, y el hombre, ni la mujer tampoco, tienen esa capacidad de adivinar. Nos parece romántico que el hombre sepa el comentario que necesitamos, el tipo de caricia y si tenemos ganas de sexo o no. Pero esto no funciona. Si deseas que colabore contigo en casa, dilo, si deseas que te haga lo que sea en la cama, dilo. Pensamos que debería salir de él, pero si no sale, hablar con cariño y pedir bien evita muchos conflictos.
‘Los individuos cambian si encuentran una motivación para hacerlo’, leo; también que quien no quiere cambiar, por más tiempo que esperemos probablemente no lo hará.
Exacto. Las personas cambiamos cuando nos interesa, cuando estamos motivados. Si la persona que está a tu lado no desea hacer lo que tú le pides, no lo hará, ya sea porque lo valores como algo injusto, como una exigencia fuera de lugar o porque no le apetezca. Las personas pueden modificar aspectos que no les supongan mucho esfuerzo (y esto va a depender de la escala de valores de cada uno), pero difícilmente lo harán con algo que sea relevante para ellos. Si te comprometes con alguien que se comporta o piensa de forma que rechazas, a pesar de lo ames mucho, desengáñate, no cambiará. No se convertirá en la persona que tú deseas, por mucho que te quiera. Si no puedes convivir o detestas según qué cosas, es más fácil encontrar a alguien distinto, que cambiar a la persona que tienes al lado.
Al leer lo de que ‘todo lo que se aprende jugando, se entiende, retiene y reproduce mejor’ he pensado en terapias de pareja lejos de los clásicos sillones o divanes, más en espacios lúdicos, en encuentros al aire libre. ¿Nos recomienda algún juego para momentos de desavenencia conyugal?
En el último capítulo del libro describo 15 ejercicios basados en el juego para fortalecer la comunicación y el deseo. Imagina un largo paseo, cogidos de la mano, a pesar de que no apetezca cogerse de la mano (porque cuando uno está enfadado ni apetecerse cogerse de la mano ni nada por el estilo). Un paseo en el que juguemos a contestar lo siguiente.
– Lo más divertido de nuestra pareja es…
– Lo más romántico que he vivido a tu lado ha sido…
– Me siento querido/a cuando tú…
– Si yo fuera la persona más linda del mundo, en este momento y para romper el mal rollito que tenemos, pondría de mi parte haciendo…
Lo principal en la pareja ¿diría que es aceptar que hombres y mujeres pensamos y actuamos de forma diferente para, a partir de aquí, buscar el consenso y la felicidad compartida?
Lo principal no lo sé, pero si aceptamos que somos diferentes, respetaremos las diferencias y haremos por entendernos. Perdemos mucho tiempo queriendo cambiar al otro, en su escala de valores, en su forma de pensar… y es una pérdida de tiempo. Si nos entendemos, nos respetamos, si nos respetamos haremos un esfuerzo por encajar y complementarnos con las diferencias de la otra persona, y dejaremos de invertir toda esa energía en el lugar equivocado. Las parejas que se respetan, se aman mejor.
Una de las conclusiones a las que he llegado tras leer ¿Por qué ELLOS sueñan con ser futbolistas y ELLAS princesas? es que parte de nuestros problemas de pareja se lo debemos a la televisión, el cine o la familia; a las falsas expectativas durante nuestra educación.
Las falsas expectativas. Pero esto nos ocurre en todos los ámbitos de la vida. Cuando tú deseas algo y desarrollas lo que esperas de esa situación o persona y lo que esperas no depende de ti, puede llevar a la frustración. Los cuentos y las películas nos transmiten una idea muy romántica y perfecta del amor, y no está mal, pero tenemos que ser conscientes que igual que Superman no vuela, todo lo que vemos y leemos no es cierto. Y que si queremos un príncipe azul, por ahora no se ha demostrado que ninguno haya salido de los cuentos. Existen hombres y mujeres maravillosos, con sus historias preciosas, pero en las que todos tenemos que poner de nuestra parte con comprensión y respeto para que sigan funcionando.
No era un tópico, por lo que leo, eso de que las mujeres tienen más memoria, nos reprochan más, sino que está científicamente demostrado: el hipocampo cerebral es ligeramente mayor que el de los hombres, ¿el tamaño importa?
Jajajaja, cuanto más te haga reír un hombre, menos te importa el tamaño. Y lo mismo ocurre en las mujeres. Si una mujer es divertida, comprensiva, comparte contigo tus aficiones y tu escala de valores, te da igual si tiene una talla 90 que una 100. No es el tamaño de la varita, sino la habilidad del mago.
Incluye en el libro tres decálogos concisos y directos, muy al gusto de quienes cuando vamos de compras no nos gusta, por ejemplo, pasarnos horas probándonos ropa.
Si, dar una serie de directrices hace que la gente tenga claro cómo actuar. Cuando iba a la Universidad había profesores con mucho conocimiento, pero con muy poca capacidad de transmitir sus ideas de forma clara. Salías de la clase pensando, ¿pero este hombre qué ha dicho, cómo me estudio esto? Me gusta trasmitir de forma sencilla y clara, y creo que para ello, enumerar, hacer listas o poner las cosas por pasos es una forma de hacerlo.
‘Por qué ELLOS sueñan con ser futbolistas y ELLAS princesas’, de Patricia Ramírez.
Editorial Espasa, 2014.