Un año más nos citamos en un conocido hotel de Valencia para entrevistar a los galardonados con los Premio Planeta de novela 2015.
Alicia Giménez Barlett (Almansa, Albacete, 1951) se ha alzado con el premio con ‘Hombres desnudos’, una novela provocadora, actual, de colisiones: hombres treintañeros sin trabajo que acaban haciendo estriptis en un club; mujeres primando su trabajo sobre cualquier compromiso sentimental o familiar. Amistad, sexo y maldad en sabias dosis bajo el intenso pulso narrativo de Gimenez Barlett a quien los lectores tal vez vean encasillada en el género policial.
Al lector quizá le llamará la atención la propia construcción de esta historia en la que Giménez Barlett no ha querido «captar la atención del público enseguida». Afirma que el tema le exigía abordarlo despacio, dejando que los lectores se fueran familiarizando con los personajes de ahí que «uno de los grandes dilemas que se presentan a la hora de escribir es el punto de vista». Considera al narrador omniciente “algo trasnochado, decimonónico” apostando por la primera persona en su exitosa saga de Petra Delicado, admite que «este trabajo suponía un reto literario», ya que «he incluido la opinión que a cada uno (de los personajes) le merecen las palabras de su interlocutor. Esto ya sucedía en el teatro clásico y me parecía un recurso interesante».
Al decir que es una novela actual, con protagonistas reales Giménez Barlett asegura que «la crisis ha afectado a la autoestima de las personas, a sus relaciones y eso no se puede olvidar de repente». Parece poner el acento en esto de la crisis y en ese discurso o lema de ‘reinventarse’. «Nos dicen que tenemos que reinventarnos, pero yo digo que sin dinero es muy difícil conseguirlo». De ahí que los personajes masculinos recurran al estriptis, aunque no desvelaremos nada más.
El cineasta Daniel Sánchez Arévalo (Madrid, 1970) por su parte, ha quedado finalista con ‘La isla de Alice’, en ella descubrimos a Alice, una mujer obsesiona con descubrir qué hay detrás de la muerte de su esposo, fallecido en un accidente de coche lejos de donde se suponía que debía estar. Obsesiones y mentiras vitales en una obra que, según Sánchez Arévalo, le ha llevado seis años y surgió como un guión cinematográfico.
La novela incluye un plano de localización pues Sánchez Arévalo nos lleva a los Estados Unidos de América, país en el que trabajó y vivió. «Esta historia no funcionaría si la ubicara en otro lugar como España, por ejemplo. Solo me la creo allí». Un viaje al otro lado del charco, y de viajes también trata esta historia. No ya el viaje a la isla geográfica como centro o eje de la obsesión de la protagonista, «tan importante como ese viaje o más, es el otro, el viaje interior, porque ella bucea en sí misma, en sus miedos». Curiosamente nos deja claro que esta novela «no es autobiográfica, en primer lugar porque yo no soy mujer». Más allá de lo evidente, «la novela está llena de pequeños homenajes a cosas que giran a mi alrededor cada día». Llegó a confesar que «con esta novela he intentado sumergirme en la clase social estadounidense media y alta, haciéndolo no como un europeo, sino como un norteamericano más».