El escritor castellonense Raúl Ariza (Benicàssim, 1968) acaba de publicar su primera novela ‘Un viaje solo para hombres’ (Versátil). Abogado de profesión, ha colaborado con diversas revistas literarias publicando relatos, artículos y crónicas que van desde la crítica literaria a la cinematográfica en varios medios digitales. Ha participado en diversas compilaciones y antologías, siendo autor de tres libros de relatos breves: Elefantiasis (2010), La suave piel de la anaconda (2012) y Glóbulos versos (2014).
En ‘Un viaje solo para hombres’ vamos a encontrar dos historias, dos tramas, por una parte la de Santiago Albiol, quien una mañana coge a su único hijo, de apenas cinco años, lo sube al coche y emprende un viaje sin destino y a la desesperada que le lleva a cruzar media España. Es una huida: Santiago acaba de matar a su esposa. Por otra parte, leemos que dos años después de ese luctuoso hecho, Jorge Canal, arquitecto y escritor decide escribir una novela que cuente la historia de Santiago. Dos narraciones, la huida de Santiago en un viaje imposible y la obsesión de Jorge por plasmar la historia de tan execrable crimen, cuyos desenlaces de una y otra trama están conectadas.
Raúl, ¿podría decirse que ‘Un viaje solo para hombres’ es en parte una novela testimonio?
Como trampantojo es lo que yo tenía en la cabeza, y ese es el motivo por el que empiezo por el final. Empiezo desvelando una de las dos tramas: Lector, te voy a hablar de un tipo que ha matado a su mujer. Es más, al día y en tal sitio, vamos a ver qué pasa. Y a partir de ahí como trampantojo. Me gustaba mucho esa idea.
¿De dónde surgió la idea de escribir esta historia, de dar el salto a este género mayor tras tu trayectoria con el relato y el microrrelato?
Me puse a escribir sobre la visita de un escritor a la consulta de un psiquiatra que me parecía entretenido. (…) Cuando llevaba más de dos folios dije: esto no es un microrrelato, me he pasado de las 300 palabras. Y lo dejé. Aunque la idea siguió en mi cabeza, a partir de ahí fui enredando y enredándome.
Hay dos pretextos literarios que desde el punto de vista de la temática me persiguen, algo que he descubierto a posteriori en mis relatos publicados: la violencia de género y en un porcentaje quizá no tan alto, pero si recurrente, que acudo como herramienta a la propia actividad literaria. Es decir, a explicarme a mí mismo por qué narices escribo y no pinto, por ejemplo. Enlace esas dos cosas, busqué dos historias que encajasen una dentro de la otra y nació ‘Un viaje solo para hombres’.
En ‘Un viaje solo para hombres’ aparecen varios títulos de otras obras literarias desde Leopoldo Alas a Truman Capote, con un guiño más que evidente. Pero también se oyen canciones, como Il mondo de Jimmy Fontana, Las cosas lentas de Portonovo o Whatever de Oasis. La elección de las obras literarias o musicales que aparecen en esta novela ¿a qué obedece?
Me imaginaba a Jorge y a Santi leyendo o escuchando una u otra cosa, en ambos protagonistas, debería confesarte si fueras un párroco o un psicoanalista, que hay algo de mí, pues era cómo me sentía o cómo creía que se sentía en ese momento el personaje. La referencia a Oasis, además, tiene otra motivación, y es que ese primer capítulo que te comenté, que empecé a escribir, recuerdo perfectamente que estaba escuchando esa canción, esa en concreto. Lo recordé un par de años más tarde, y me dije, en homenaje tiene que salir: «¿Le viene bien al personaje? Sí. Pues venga».
Un viaje solo para hombres. Raúl Ariza. Ed Versátil. 2017. ISBN 978 8416 58061 3