Crítica «La caída de los dioses» – Naves del español.

Vergüenza, ambición, venganza, traición, codicia… Ingredientes todos ellos presentes en las grandes tragedias shakesperianas, también están presentes en el impactante montaje que hace Pandur de “La caída de los dioses”.

“La Caida de los dioses” que hoy nos ocupa es la adaptación al teatro del clásico del cine homónimo que fuera rodado sobre el guión original de Nicola Badalucco, Enrico Medioli y Luchino Visconti. Dirigido por el propio Visconti en el año 1969, este film retrata el declive de una familia aristocrática  alemana en los albores del tercer Reich, en una tragedia que tiende lazos al Macbeth de Shakespeare. Dicho esto, es sencillo deducir que adaptar esta obra al teatro no es precisamente un asunto fácil. El encargado de tan ambicioso proyecto ha sido el director esloveno Tomaz Pandur, quien ya nos sorprendió con el montaje de Hamlet en la capital hace un par de años.

Belén Rueda, Pablo Rivero, Fernando Cayo, Nur Levi,  Manuel de Blas, Santi Marín, Francisco Boira, Emilio Gavina, Ramón Grau y Alberto Jiménez conforman el excelente reparto de la obra en el que, si tuviésemos que destacar dos presencias, serían las de Belén Rueda y la de Pablo Rivero, este último en su debut teatral. A pesar de esta mención, hay que reconocer que la interpretación de todos los actores resulta muy intensa, llenan la escena con una energía cercana al paroxismo, llevando al límite los sentimientos latentes a lo largo de toda la obra: la desconfianza, la lucha por el poder y la traición.

Contribuyendo a la intensidad que texto e intérpretes aportan a la obra, la estética del montaje está cuidada al detalle. Toda la escenografía se articula en torno a una cinta móvil que recorre el escenario longitudinalmente, sirviendo para hacer entrar o salir de escena atrezzo y personajes. El techo, oblicuo y de espejo, permite al espectador observar a los personajes desde perspectivas poco habituales y apreciar las expresiones de los intérpretes incluso cuando estos están de espaldas, generando instantáneas a lo largo de la obra de gran belleza. Merece también especial mención el cuidado vestuario, destacando los espectaculares vestidos que luce Belén Rueda en el papel de Sophie von Essenbeck.

Continuando con la descripción de la propuesta escénica, un piano situado junto al patio de butacas juega también un papel muy importante, subrayando los puntos candentes de la trama dando un toque melodramático a esta adaptación del filme de Visconti.

Pandur impacta, bordea peligrosamente la línea del exceso, impone a los actores una actitud desesperada, llena la escena de una extraña belleza, desasosiega. Todo ello consigue retratar la ambición, la lucha de poder, la traición, la venganza; temas que por desgracia resultan igual de vigentes ahora, en plena crisis, que hace 40 años, cuando Visconti rodara la película, o que hace cuatro siglos, cuando Shakespeare escribiera sus grandes tragedias. Exceso y tragedia.

La caída de los dioses.
Naves del Español, hasta el 23 de Octubre.

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