Anoche pudimos disfrutar en la Joy Eslava de la vuelta a los escenarios de Chucho, la emblemática formación capitaneada por Fernando Alfaro.
La cita madrileña ha sido la primera de otras fechas que han surgido como motivo de la resurrección de Chucho. Para la ocasión, la formación original sobre el escenario (Fernando Alfaro, Javier Fernández, Juan Carlos Rodríguez, Miguel Gascón y Emilio Abengoza), con la excepción de Isabel León. El objetivo, revivir las canciones de la banda, muchas de ellas convertidas ya en parte de la historia musical independiente de nuestro país.
La discografía de la formación de Albacete se resume en cuatro discos: 78 (Virgin, 1997), Tejido de felicidad (Chewaka, 1999), Los diarios del petróleo (Chewaka, 2002) y Koniec (Sinnamon, 2004), amén de otros sencillos y EPs. El setlist de la noche se sirvió de este material para organizar un directo de repaso por lo más destacado, y también por algunos temas menos conocidos pero igual de relevantes para entender la trayectoria de la banda. La banda estuvo a la altura de las circunstancias y sonaron contundentes y compenetrados, pese a que no intercambiasen comentarios ni apenas miradas durante la hora y media larga de concierto.
La noche comenzó con “Conexión de hueso” y “Motor de perro negro”, incluidos respectivamente en el EP homónimo (Limbo Starr, 1995), primer trabajo de la banda, y En la mente del monstruo (Sinnamon, 2004). Continuó con “Ángel Inseminador”, ese oscuro tema incluido en su álbum de debut, 78, del que también tocaría a continuación “Mi anestesia”.
Saltando varios años en su trayectoria, llegaron temas de sus dos últimos discos, como fueron «No me importa», «Extrarradio” y “Ricardo Ardiendo”. A continuación, “Cirujano Patafísico” nos remitió por primera vez en la noche a ese Tejido de Felicidad, tal vez el álbum cumbre de la formación de Fernando Alfaro.
Continuando con la selección de temas de diferentes discos, pudimos disfrutar de unas emocionantes “Visión Rayos X” y “Gran angular”. Seguidamente, “En la mente del monstruo” fue una de las más coreadas de la noche. Vuelta los orígenes: las clásicas “Angel Turbio” y “El detonador DMX-3” que precedieron a la que es una de sus mejores canciones, “Revolución”.
Pero aún quedaban los bises. Para el primero se reservaron “Erección”, “Perruzo” y “Magic”, uno de sus temas más conocidos y de los más celebrados en la Joy Eslava. Para el segundo bis, una desbocada “Inés Groizard” –incluida en su EP Sal (Virgin, 1997)– sirvió de broche de la noche, con un ritmo contundente e in crescendo, mientras su letra nos era repetida a modo de mantra (“ la caldera del diablo: vientre, barriga y mundo”). ¿Chucho, por qué os fuisteis?