La Gonzo ha estado en Ostrava, una pequeña ciudad al oeste de República Checa que albergó uno de los festivales de música más importantes del país: Colours of Ostrava.
Se presentaban 4 días de clima veraniego, con más de 50 artistas por actuar en un recinto con 8 escenarios donde la música comenzaba a sonar desde las 14:00 hasta las 2:00 aproximadamente, ¿por dónde empezar? El recinto se ubicaba en Vítkovice, una zona industrial a las afueras de la ciudad en la que se haya una enorme planta siderúrgica. Cuando ibas de camino a la zona de acampada ya se podía ver desde lejos la gran estructura iluminada, ambientada para la ocasión y con la música de fondo de los primeros artistas. Una vez dentro, daba la sensación de estar como en un plató de Hollywood, ya que todos los escenarios estaban alrededor de la fábrica y eso le daba una impresionante escenografía de película.
Haciendo un primer recorrido por los escenarios asistimos a la actuación de Emilíana Torrini en el ArcelorMittal Stage, que era el segundo escenario del festival. La cantante islandesa tuvo una gran audiencia, e incluso organizó antes del concierto un foro de discusión abierto a todo aquel que quisiera participar, todo un detalle. En este escenario también tuvo lugar la actuación de la danesa MØ, que debió acabar agotada después de tal derroche de energía, ya que no paró de moverse de un lado a otro, sin duda, su intensidad fue su mejor arma para llamar la atención.
Después tocaba dirigirse al Česká Spořitelna Stage (escenario principal), ya que era el turno de ZAZ y su banda, uno de los grandes nombres de esta edición.La artista francesa no tuvo una actuación memorable, fue bastante sencilla y sin demasiado que destacar, salvo lo mucho que se divirtió con el público chapurreando el idioma checo, ya que sus habilidades con el inglés eran prácticamente nulas, de hecho se pasó la mayor parte de su actuación hablando en francés. Otro artista a destacar de esa jornada fue el DJ Trentemøller, pero que no estuvo (en mi opinión) a la altura de clausurar la jornada del Viernes en el escenario principal, ya que ofreció un repertorio demasiado experimental y muy poco animado, sinceramente creo que otra banda hubiera encajado mejor para cerrar la velada.
El Sábado ya tuvimos tiempo de comprobar los servicios del festival: Si ibas a pedir una cerveza, pagabas un depósito de 2 euros por tu vaso, y a partir de ahí, cervezas de medio litro a 36 coronas (no llega ni a euro y medio). Si el calor era un problema, siempre podías acudir a la “refreshment area”, donde había unas duchas al aire libre con aspersores, pero también te podías encontrar a menudo con el camión de bomberos, que iba recorriendo todo el recinto lanzando agua sin parar. Baños prácticamente en todas las zonas, sin largas colas de espera y puestos de comida de todo tipo (también a módico precio).
Adentrándonos en el interior de la planta siderúrgica llegamos al Agrofert Fresh Stage, un pequeño escenario que se encontraba en el corazón de la fábrica, y en el que había habilitado un gran andamio para ver las actuaciones desde un nivel superior, aprovechando la estructura industrial. Allí pudimos disfrutar del concierto del australiano Chet Faker, que ofreció una gran actuación y disfrutó de la impresionante atmósfera que se presentaba. Muy cerca de allí se encontraba el Gong, un enorme edificio circular con aspecto de nave industrial que era donde se ubicaban las salas de prensa y el auditorio, dedicado a los conciertos más acústicos.
Nos dirigimos pues al concierto de Ólafur Arnalds, para el cual había que tener una reserva previa, ya que el aforo era limitado y no todo el mundo podía entrar. Gracias a nuestros compañeros de Arts Marketing, que nos trataron de forma estupenda durante nuestra estancia allí, pudimos acceder y disfrutar del gran compositor islandés y de su maravillosa orquesta. Sin duda una gran actuación, de la que hay que hacer una mención especial a su violinista Margrét Soffia Einarsdóttir, simplemente espectacular.
Era entonces momento de volver al Česká Spořitelna Stage, ya que se avecinaba una de las actuaciones más esperadas, Robert Plant and the Sensational Spaceshifters. A sus 65 años hay que decir que el ex vocalista de Led Zeppelin sigue en plena forma, conservando esa voz tan característica y disfrutando sobre el escenario, al igual que lo hacia 30 años atrás con su mítica banda. Con The Sensational Spaceshifters presentó un interesante proyecto que combinaba Rock, Blues, Psicodelia y música africana, una mezcla que a priori parece no tener mucho sentido, pero que sorprendió con un repertorio de canciones interesantes y muy bien ejecutadas. Por supuesto, no faltaron los guiños a Led Zeppelin, como “Whole Lotta Love” y “Rock and Roll”, eso sí, bajo el estilo de su nueva banda.
¿Y terminó aquí Colours of Ostrava? Para nada, todavía queda mucho que contar… próximamente la segunda parte.
Fotografía: Antón Ben
Colours of Ostrava
Ostrava, Vítkovice, 17-20 de Julio 2014
http://www.colours.cz/