La India bajo otro punto de vista: «paani water».
Desde hace unos años, parte del panorama fotográfico gira en torno al fotolibro. Para adentrarnos en este mundo fascinante hemos quedado con el fotógrafo Manuel Moraleda Pérez www.manuelmoraleda.com para que nos hable del fotolibro, aprovechando que ha autoeditado recientemente su segundo fotolibro, titulado “paani water”, con el que participará en la próxima edición del Festival Fiebre Photobook, que se celebrará en Madrid los días 25-27 de octubre en la Sala El Águila (C/ Ramírez de Prado, nº 3, Madrid).
—Antes que nada, gracias Manuel por tu tiempo.
—Gracias a vosotros, Pablo, por la oportunidad que me dais de formar parte otra vez de
vuestra publicación.
—Para empezar, había pensado que nos hablaras sobre el fenómeno del fotolibro, en qué
consiste…
—El fotolibro es un modo diferente de hacer fotografía, puesto que aparte de la imagen, hay
otras muchas cuestiones que hay que tener en cuenta. Para alguien que no esté al tanto del
panorama fotográfico actual, todavía piensa que la única vía que tiene el fotógrafo, o la más
importante, de mostrar su trabajo a los demás, es a través de una exposición física, en una sala
expositiva, en una galería, o formando parte de un festival fotográfico. Desde hace años, los
fotógrafos también tenemos la posibilidad de mostrar nuestros trabajos por medio de los
fotolibros, los libros de fotografía, los fotozines, las páginas webs, así como las plataformas
sociales como Instagram, Facebook, etc. Cada una de estas posibilidades implica una manera
diferente de tratar la fotografía, así como también un público diferente.
—¿Cómo definirías un fotolibro?
—Un fotolibro, o su terminología inglesa, “photobook”, no es más que una publicación,
generalmente en papel, en la que el fotógrafo mediante imágenes nos cuenta una historia, un
suceso, un punto de vista, unas sensaciones, unas reflexiones, etc., acerca de uno o varios
temas. Lo importante del fotolibro es el diálogo que se establece entre las fotografías que la
componen. Lo mismo que un escritor utiliza las palabras para recrear un ambiente o hablarnos
de algo, el fotógrafo utiliza sus imágenes para presentarnos el tema, o el “universo” que quiere
tratar, estamos hablando entonces de una narrativa visual. Como en cualquier tipo de libros,
nos podemos encontrar fotolibros más metafóricos, otros con un tono más de documental, de
denuncia, costumbristas, lúdicos, sociales, etc.
—Qué tenemos que tener en cuenta cuando miramos un fotolibro…
—En primer lugar su lado exterior. Con esto me refiero al formato del fotolibro, hay para todos
los gustos y todos los tamaños. Los hay pequeños, grandes, cuadrados, rectangulares,
triangulares, en acordeón, de un solo pliego, etc. Luego es importante fijarse en el papel o los
materiales utilizados, los hay desde papel fotográfico, papel de fanzines, fotocopias,
impresiones digitales, etc. Otra cuestión es si está cosido, grapado o pegado con cola. La
verdad es que cada elemento que se utilice tiene su importancia y su porqué, dependerá, claro
está, del presupuesto o la financiación con la que contemos, tanto si lo autoeditamos o si nos
lo publica una editorial, pero en general cada elemento tiene su relevancia.
—Has hablado antes del proceso de la autoedición, ¿podrías profundizar más sobre este tema?
—Como decía, un fotolibro nos lo pueden editar o lo podemos autoeditar nosotros mismos.
Cada elección tiene sus pros y sus contras. Si elegimos la primera opción hay muchas
editoriales especializadas en fotolibros a nivel nacional, tales como Editorial RM, Ediciones
Anómalas, Phree, Dalpine, etc. Si elegimos la segunda opción, nosotros mismos hacemos de
editores, y tenemos que tomar decisiones en todos los procesos de la edición, en el diseño
general del fotolibro, en la elección de las fotos, en el orden de las mismas, en el tipo de papel,
y en todo lo demás que comentaba antes. Para mí el fotolibro es un terreno fértil para la
experimentación y la creatividad, de ahí que muchos optemos por la autoedición, porque lo
interesante no solamente es hacer las fotografías, sino formar parte de todo el proceso
creativo y de edición, para crear tu propia narración visual, ese relato que tienes en la cabeza y
quieres compartir con los demás.
—¿Para qué tipo de público son los fotolibros? ¿Quién los compra?
—Los fotolibros van dirigidos a cualquier persona, de cualquier país, ya que al utilizar por lo
general únicamente imágenes, no se tiene la barrera del idioma, pero dependerá mucho del
tipo de temática que hayas elegido para tu fotolibro. Pero volviendo al tema del público, sí que
podemos afirmar que en torno al fotolibro existe una comunidad de gente muy interesada en
esta forma de expresión visual, no sólo me refiero a otros fotógrafos que también hacen
fotolibros, sino a personas en general que siguen muy de cerca el panorama del fotolibro, no
sólo a nivel nacional, sino a nivel mundial. En España, en varias ciudades, existen lo que se
llama “Photobook clubs”, clubs de gente, tanto aficionada como profesional, que les interesa
mucho el mundo de los fotolibros y se reúnen periódicamente para hablar del fotolibro y de
fotolibros en concreto. Que yo conozca hay “photobook clubs” en Madrid, Bilbao, Valencia,
Castellón, Granada, Logroño, Murcia y en Canarias. Aparte, durante el año se celebran
concursos, festivales, ferias, encuentros y exposiciones que agrupan a entendidos y entusiastas
del fotolibro. Entre ellos yo destacaría por relevancia el Festival Fiebre Photobook,
especializado en fotolibros y que tiene una sección importante para las autoediciones. En 2015
participé en Fiebre Photobook con mi primer fotolibro titulado “Abandonados”. Ahora para la
próxima edición, que será a finales de este mes de octubre, participaré con “paani water”, mi
segundo fotolibro. Otras ferias o festivales reseñables son Photobook Week, que organiza La
Fábrica; Libros Mutantes, que se suele hacer cada abril de cada año en La Casa Encendida, etc.
Aparte, dentro del panorama español, yo destacaría la colección de fotolibros de Gabriela
Cendoya-Bergareche, que se puede consultar en la Biblioteca del Museo San Telmo en
Donostia.
—Creo que ha llegado el momento de que nos hables de tu fotolibro “paani water”…
—En “paani water” abordo el tema de la relación de los ciudadanos de la India con el agua. Mi
fotolibro se compone de 18 imágenes en blanco y negro, tomadas con una Canon EOS5,
hechas con película Ilford 400 ISO. Las fotos las hice en agosto de 2017 en varios lugares de la
India, como por ejemplo en Benarés (más conocida como Varanasi), Goa, Púshkar, Bombay,
Agra, etc. Cuando fui a la India lo que más me llamó la atención, aparte del interesantísimo
universo que te sacude y no te deja indiferente que es la India en toda su extensión, fue la
cuestión del agua. “Paani” es agua en hindi. La India es uno de los países más extensos del
planeta, el séptimo si no recuerdo mal, y el primero o segundo con más población, que
sumado al hecho de un crecimiento descontrolado y un grado de contaminación elevado, hace
que la población india tenga cada vez más dificultades para acceder a agua potable. Desde el
principio me atrajo la manera cómo los indios se relacionan con el agua, ya que para ellos es
un elemento importantísimo para sus costumbres y rituales, para su tiempo de ocio, como vía
de trasporte, etc.
—¿Dónde podemos adquirir “paani water”?
—Si a alguien le interesa el mundo del fotolibro, yo le animo a que visite el Festival Fiebre
Photobook los días 25-27 de octubre en la Sala El Águila en Madrid, donde podrán adquirir, no
sólo mi fotolibro “paani water”, sino también muchos otros. Aparte, mi fotolibro se puede
adquirir en varias librerías o tiendas fotográficas, como Sales de Plata, La Fábrica o La
Peliculera, en Madrid, o en la Librería Railowsky en Valencia.
—Muchas garcias Manuel por tu tiempo y por acercarnos al mundo del fotolibro.
—Muchas gracias a ti Pablo otra vez.
@pmguitian