Entre los propósitos de año nuevo habrá quien se haya marcado el de hacer el Camino de Santiago. Para ello, sin duda, lo mejor es informarse, prepararse y, si hay tiempo, leer alguna guía, algún libro.
En este caso, no se trata de una guía, aunque sí de un libro sobre el Camino. Y no es un libro más, ya que está lleno de misterios y, por si ello fuera poco, tiene premio.
Al hilo de este “Aventuras matemáticas. Mensajes ocultos en el Camino de Santiago” (Brief Editorial), me concede una entrevista su autor Constantino Ávila Pardo.
P.: Entre los valores éticos, morales y, en general, coeducativos que vamos viendo en “Aventuras matemáticas. Mensajes ocultos en el Camino de Santiago” hay curiosas reflexiones lanzadas a los lectores. Por ejemplo, esa del Abuelo Yago sobre “lo inútil que resulta chantajear a los hijos para que estudien”, Háblenos acerca de esa reflexión y de esos valores coeducativos presentes en el libro.
Desde un principio debemos transmitir a los hijos que estudiar es un hecho que tiene valor en sí mismo. Deben aplicarse al estudio por convencimiento propio sin esperar nada a cambio. Una mente sin cultura es una mente desnutrida. Sin estudiar enferma el alma, decía Séneca.
P.: Escuchamos música durante este camino literario, por ejemplo, a Luar na Lubre; también hay continuos guiños a la literatura: a los versos del poeta José Hierro; a La esfinge maragata, de Concha Espina; a El misterio de Compostela, de Louis Charpentier; o a Los versos satánicos, de Salman Rushdie. ¿Nos lo comenta?
Solo se trata de buscar recursos apoyándose en las genialidades de otros autores. ¿Acaso no son sublimes estos versos del poeta Hierro con los que el protagonista deja su huella en los libros de visita de los albergues: “Somos aves de paso, nubes altas de estío, vagabundos eternos”?
P.: Leemos guiños para quienes quieran ver el Camino de las Estrellas, como también se le conoce, como un itinerario rico en cultura, patrimonio e incluso gastronomía. Me refiero, por ejemplo, a la “moza de la Rioja”; a “el milagro de la luz” equinoccial en San Juan de Ortega; a la imagen del “papamoscas” en Burgos; al “fuego de San Antón” en la alberguería de los antonianos; al albergue de “las Carbajalas”; a los muñecos Colasa y Perico; a la relación entre un licor anisado y la biblioteca del Padre Feijoo; o la “cruz dos farrapos” ya en la Catedral de Santiago. Hábleles a quienes sientan la llamada del Camino y quieran hacer el Camino Francés tras leer su libro.
El Camino Francés morirá de éxito. En los meses de vacaciones está masificado, incluso la juventud insolente hace “botellón” en los albergues. Es preferible recorrerlo en temporada baja o elegir otras alternativas. Lo importante es la meta y el motivo que te anima a emprenderlo. No es preciso que se trate de un impulso religioso. Ni siquiera importa de quién sean los restos que descansan en el panteón compostelano. Lo importante es lo que durante siglos ha aglutinado a su alrededor: fe, devoción, espiritualidad, recogimiento, ganas de vivir, compañerismo, entrega, esfuerzo, amor, amistad, respeto, convivencia… Lo he recorrido en veinte ocasiones por distintas rutas. No me canso. ¡Tengo mucho que agradecer a este Camino!
P.: Llegamos al final, más allá de la Catedral de Santiago. Algunos pensarán en que hablo de quemar las ropas en el Cabo Fisterra. Pero no. Me refiero a que los lectores de este libro pueden llevarse un jugoso premio al hacerles partícipes, en el epílogo, de un concurso ante notario. ¿Aún estamos a tiempo de ganarlo? ¿Qué hemos de hacer?
A lo largo de las páginas de este libro he pretendido avivar la llama de la curiosidad y el ingenio. Por eso, al finalizar la aventura, el lector puede enfrentarse al reto de convertirse en protagonista descifrando el mensaje propuesto en las últimas páginas, consiguiendo así un importante premio. El plazo para comunicar el resultado finaliza el 31 de diciembre del año 2020.
Constantino Ávila Pardo nace en Ayora (Valencia), en agosto de 1944. Cursó estudios de Magisterio y se especializó en Matemáticas, asignatura que imparte en el instituto de enseñanza secundaria de su pueblo natal. Su larga trayectoria educativa le ha mostrado que las inquietudes de nuestro tiempo (racismo, violencia, intolerancia…) son, entre otras, cuestiones que deben afrontarse desde la escuela. Se confiesa gran amante de la naturaleza, de la vida pausada en el medio rural y del excursionismo. Es autor del libro “Otro camino a Santiago: de Ayora a Compostela en línea recta”, que rompe con todos los moldes respecto a libros tradicionales sobre la ruta jacobea. Su obra “El legado de los Zares” pretende ser un valioso instrumento al servicio de la educación, y con “Aventuras matemáticas: en busca del código secreto” y “Aventuras matemáticas: mensajes ocultos en el Camino de Santiago”, nos ofrece una visión de las matemáticas didáctica y divertida.
“Aventuras matemáticas. Mensajes ocultos en el Camino de Santiago”. Constantino Ávila Pardo. Brief Editorial
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