La trayectoria profesional de la periodista y escritora Reyes Monforte ha estado marcada por su trabajo en la radio, donde ha dirigido y presentado diversos programas en diferentes emisoras durante quince años. También ha colaborado en varios programas de televisión. Su primer libro, Un burka por amor, se convirtió en uno de los best sellers de 2007, alcanzando las 42 ediciones, y se llevó a la televisión en una miniserie que siguieron más de cuatro millones de espectadores. Tanto esta como sus posteriores publicaciones, Amor cruel y La rosa escondida, han sido traducidas a varios idiomas y confirmándola como una de las autoras más importantes del momento.
Los fantasmas del pasado tienen mucho que ver con Laia, la protagonista, ¿cree que el destino nos predetermina de alguna manera, que por mucho que queramos ocultar nuestro pasado tarde o temprano tiende a salir a la luz?
El pasado es algo que no podemos cambiar por mucho que queramos. Está ahí y negarlo es auto engañarse. Somos lo que somos por nuestro pasado. Como dice uno de los personajes de Besos de Arena, el pasado es como el vientre de una madre: nunca podrás olvidar de donde has salido, te guste o no, nunca podrás cambiarlo, es tan irrevocable como la muerte. El pasado es nuestra particular fábrica de sentimientos. Otra cosa es que algunos intenten disfrazarlo, manipularlo o tergiversarlo, pero eso no logrará cambiarlo.
¿De dónde surgió la idea de escribir esta novela?, tengo entendido que fue a partir de un documento fechado en 2007.
Tenía ganas de recuperar la vida y la historia de la que fue la última colonia española en tierras africanas, el llamado Sahara español, y la historia de Besos de Arena me pareció perfecta para poder hacerlo. El libro está situado en tres escenarios distintos: la España actual, la ciudad española en el Sahara, Villa Cisneros (la actual ciudad de Dajla) y los campamentos de refugiados de Tinduf, exactamente en el campamento de Dajla. Es cierto que un compañero me enseñó una cédula de liberación, mejor dicho dos, alguna de ellas incluso llegó a publicarse en un diario: una fechada el 29 de septiembre de 2005 y otro documento administrativo de un Tribunal de Tinduf formalizando la liberación de dos esclavas y de su descendencia. Me llamó tanto la atención que en nuestros días todavía exista este tipo de esclavitud, vinculado más bien a una vinculación de propiedad de una persona sobre otra, que me pareció perfecto para completar la historia de Besos de Arena. Sorprende que en pleno siglo 21 la existencia de esclavos, pero la realidad habla de 27 millones de esclavos en todo el mundo, y en España esa cifra se sitúa en los 50.000 personas que viven una situación de esclavitud, sobre todo sexual y laboral. Debería darnos que pensar.
Además de la parte romántica, en Besos de arena también encontramos una historia cruda, a modo de denuncia social, acerca de una realidad que persiste al otro lado del Estrecho.
No creo que haya una parte romántica propiamente dicha, ni otra parte de aventura ni otra parte histórica. Creo que hay una historia completa, como la propia vida, y en la vida va todo de la mano, es como un contenedor donde se van recogiendo distintas facetas. Besos de Arena es la historia de dos historias de amor que se entrecruzan en un mismo escenario, el Sáhara, pero 40 años después, y en esos 40 años el mundo ha girado su historia, su política, su estamento social…. En definitiva, la novela no deja de ser un baile entre personajes del pasado y del presente, y durante ese baile lo que sucede es la vida.
A menudo los personajes están inspirados en personas reales, creo que es así en el caso de Mayka, la abogada.
Todos los personajes de Besos de Arena están inspirados en una o en varias personas reales. La propia Laia es un personaje de ficción pero hay muchas Laias, incluso en España se han encontrado niñas saharauis que han asegurado ser esclavas en su tierra y estar privadas de la libertad que se presupone debe tener. Cada uno de los personajes tiene una razón de ser y de decir en esta novela. Mayka, la abogada y activista que mueve los hilos para poder rescatar a Laia, también está inspirada en una abogada española que lógicamente se llama de otra manera, pero te puedo decir que es igual de pelirroja y sus ojos son igual de azules que la Mayka de Besos de Arena. Otros personajes como Brahim, Karim el Negro, Luis, Julio, Ahmed, la estupenda Maima, Carlos o Germán, también están basados en personas de carne y hueso, muchos de ellos con un contenedor de personajes que he tenido la suerte de poder conocer o de los que me han hablado. Es una novela muy coral, hay una gran riqueza de personajes.
¿Está de acuerdo con la frase: hay cosas que ni el tiempo borra ni la arena del desierto entierra?
Una frase parecida aparece en la novela. Creo que los secretos no se pueden esconder para siempre. Es imposible. Pueden pasar 40 años, como en la historia de Besos de Arena, hasta que el destino, la vida, la suerte, el azar o el sirocco saque a la superficie lo que creíamos que habíamos enterrado para que nadie lo descubriera. Hay dos frases en la novela que dicen mucho sobre esto: una, que no resulta fácil gobernar los secretos y mucho menos sopesar la respuesta de quien lo descubren, y la segunda dice que las personas que creemos buenas son las que guardan peores secretos. Y Besos de Arena es buena prueba de ello.
Tras el éxito arrollador de su primera novela Un burka por amor, llevada luego a la pequeña pantalla, y el de sus novelas posteriores, ¿cómo encaró la creación de esta nueva novela?, ¿a qué cree que se debe esta notable aceptación entre los lectores?
Eso habría que preguntárselo a los lectores, que son los que deciden si una novela tiene o no aceptación. Son ellos los que convierten en bestseller un libro, no somos ni los autores ni las editoriales. Por eso cuando me preguntan cuáles son las claves para escribir un bestseller yo siempre contesto lo mismo: “si yo lo supiera, escribiría un bestseller todos los años y serían los bancos los que editaran los libros y no las editoriales”. Ese poder lo tienen los lectores.
Yo siempre encaro la creación de una nueva novela, primero con ilusión y pasión por contar una nueva historia y sin la presión que algunos presuponen que debo tener porque mi primer libro, Un burka por amor, llegara a más de un millón de lectores, se tradujera a varios idiomas y se realizara una adaptación audiovisual. Cada historia es diferente, te emociona por motivos distintos y no deja de ser una aventura a la que te lanzas sin red. Y eso es lo bonito de todo esto.
Un pensamiento de Besos de arena como: ‘es sencillo conformarse con lo que se tiene cuando no se sabe lo que se está perdiendo’, puede ser válido para muchas facetas de nuestra vida.
Por supuesto. Tú no puedes echar de menos lo que no conoces, y eso le pasa a muchas personas que, debido a las circunstancias en las que la vida les ha colocado, no saben que hay otros mundos, otros derechos, otras libertades, otras realidades, otros “lujos”, otras manera de vivir…. Y muchos cuando conocen esa otra realidad, no quieren prescindir de ella. Y es normal, tienen el mismo derecho de disfrutarlo que otros, aunque algunos intenten negárselo.
Aventura, amor, injusticias, secretos,… pero también un canto a la libertad, en mi opinión, que palpita en Besos de arena, aunque Mayka reflexione sobre ‘porqué la gente lucha por obtener la libertad si cuando por fin la consigue, se niega a hacer uso de ella’.
Ese es un pensamiento que tiene Mayka después de vivir algo con otro de los protagonistas del libro que mejor no desvelamos para que el lector pueda disfrutar de ello. Pero aunque ese pensamiento aparezca en la cabeza de Mayka después de una experiencia personal, la verdad es que también sirve para la historia en la que está involucrada. Es curioso, pero sucede más de lo que pensamos. Da mucho que pensar.
Las protagonistas de sus novelas, incluida Laia en Besos de arena, son mujeres; pero las historias que cuenta, sus dramas, miran por igual a cualquier lector, hombre o mujer, ¿no es cierto?
Es cierto que en mis cinco novelas las protagonistas han sido mujeres pero no es algo premeditada. Ha surgido así. Yo busco buenas historias, historias que emocionen, que conmuevan, que tengan una carga vital importante y que sean dignas de ser contadas, independientemente de que su protagonista sea hombre o mujer. De todas maneras, la protagonista femenina no se entendería, en ninguna de mis novelas, sin la aparición de los protagonistas masculinos. No se mantendrían en pie, no tendrían recorrido, ni vital ni narrativo. En Besos de Arena la verdad es que la historia ha quedado mucho más coral.
Las personas que creemos buenas, leo, son las que guardan peores secretos. No sé si preguntarle por el secreto de su siguiente novela o fiarme de la bondad de esta reflexión.
Mejor se fía de la bondad de esa reflexión… aunque no creo yo que esa frase encierre precisamente bondad,… más bien lo contario. Haga la prueba, y cuando presente mi próxima novela, (de la que no le puedo contar nada por si acaso…), hablamos…. Hay otra frase genial, extraída de “Un tranvía llamado deseo”, que me encanta y que he utilizado en alguna novela, creo recordar que en La Rosa Escondida: “Siempre he confiado en la bondad de los desconocidos”. Y si también hace la prueba, verá como es cierto. Es la vida.
Besos de arena, de Reyes Monforte.
Editorial Temas de Hoy.
ISBN: 978849983264