JESÚS FERRERO: «El médico ha sido un personaje muy importante en la historia de la literatura.»
Jesús Ferrero nació en Zamora, aunque su infancia y adolescencia la pasó en el País Vasco, para estudiar en la Universidad de París. Ha publicado novelas tan conocidas como Bélver Yin, La noche se llama Olalla o la obra Las trece rosas, entre otras, obteniendo diversos premios literarios como el Ciudad de Barcelona, el Azorín, el Premio Fernando Quiñones o el Anagrama de Ensayo. Le doy la enhorabuena y entrevisto al resultar ganador del VII premio Logroño de Novela con su obra Doctor Zibelius.
Este es una novela de personajes, háblenos del doctor Zibelius y Marcovi, lo real y lo especulativo.
Yo creo que toda novela tiene algo de especulación, hasta en la novela más realista todo es especulación. Lo real que circula en el intertexto de esta novela es que se llevan haciendo operaciones de trasplante de cabeza, independientemente de que la gente lo sepa o no, desde los años 50, por lo tanto no estamos ante un hecho de ficción científica absoluta. No me he tenido que inspirar en la literatura sino en la realidad, me he tenido que inspirar en la realidad de la medicina pura y dura. Ya en la Unión Soviética se realizaron trasplantes de cabeza con relativo éxito, que en América en el año 72 el doctor White ya llevó a cabo un trasplante de cabezas en monos con relativo éxito incluso se ha seguido y seguido. Tres escuelas, la Escuela de Neurocirugía italiana, la de Méjico y la de Estados Unidos ya se están planteando con absoluta normalidad.
Eso es lo real, lo ya imaginado es concebir unos personajes, crearlos desde el principio con nombres y apellidos, con sus deseos con sus manías, que van a llevar a cabo el trasplante del cerebro. La idea ni siquiera está en la literatura, la idea es de la medicina. Y que además es una historia que dentro de la medicina ya tiene un largo recorrido.
¿Hay todavía cierta información confidencial clasificada sobre los experimentos del doctor Juan Sebastián Zibelius en Madrid?
Es un juego literario que hago, quería que fuese como una metáfora de algo muy evidente: nos enteramos como mucho en un uno por ciento de lo que ocurre en Medicina, en Física, en Astrofísica…, todo es como información secreta; nos enteramos de las cosas de repente.
Los temas médicos tienen algo de morboso, de atracción, si hablamos de la posibilidad de trasplante de cerebros todavía más, claro.
El médico ha sido un personaje muy importante en la historia de la literatura realizando siempre un papel muy diferente en cada género. Por ejemplo, en la novela romántica es un caballero, tiene dinero, puede ser incluso de Gijón o de Madrid, pero siempre es un caballero. En la novela negra ya tiene un papel más ambiguo. En la novela fantástica es un malvado terrible e iluminado que busca gobernar el mundo, incluso. Era importante salirse de todos estos tópicos, dibujar un doctor especialmente malvado, que puede ser ambicioso pero no lo oculta. ¿Por qué tiene que ser castigado? Nuestra moralidad, que entra de lleno en la literatura siempre castiga al artista, al médico, a los científicos que quieren imitar a dios. Si para cualquier religión dios es el elemento creador primero, el gran arquitecto, imitarlo es lo peor que podemos hacer, es decir convertirnos en creadores. Y en un sentido yo no voy a castigar al creador independientemente de que se mueve en la medicina o en el terreno de la fe.
No me gusta crear narradores moralistas que le van indicando al lector una determinada ética. No, yo te cuento una historia, yo no te voy a explicar nada, yo te lo voy a mostrar. No lo castigo, es un hombre amable y divertido, tiene una peculiaridad: que es asexual; pero atención, en la novela explica por qué razón es asexual y sublima toda la energía de la sexualidad en su labor creativa médica, por eso su vida está como llena de sexualidad sin que practique el sexo directamente porque esta sexualidad latente se convierte en potencia creadora y en potencia seductora también. Pero luego aparecen otras personas que son plenamente sexuales, es una novela en la que aparecen todos los rasgos de la sexualidad, desde la más normalita a otros que la viven aparentemente ajenos a ese mundo. Todo esto ¿para qué?, para crear matices con los personajes y también para desmarcarme.