Esta semana entrevisto a Ángel González Olmedo, autor de La historia triste de un hombre justo (RedKey Books). El protagonista de esta novela con elementos steampunk es Dragos Corneli, un hidalgo de Tierrafértil, bardo y proscrito. Once años después de su huida vuelve a atravesar las Puertas de Irene.
Corneli regresa a Ísbar: un imperio que se tambalea bajo el férreo control de la Iglesia con un pueblo que vive atemorizado. Un lugar donde impera la ignorancia y la cobardía, pero donde unos pocos aún creen en el honor, la justicia y la lealtad; donde la realidad se moldea a golpe de acordes. Un lugar en el que los bardos y armonistas son temidos y admirados por igual. Regresa además para desentrañar un misterio que iremos descubriendo a lo largo de las páginas, Corneli contará para ello con su ingenio, unos pocos amigos y su inseparable arpa de muñeca.
P.: Siendo La historia triste de un hombre justo su primera novela quería preguntarle por el origen de esta historia, por la decisión de lanzarse a publicarla.
Nació de la desazón durante un periodo de mi vida arduo. Volví de la universidad en plena crisis, con una mochila llena de promesas caducadas sobre el mundo laboral. Autoempleado en el difícil mundo de la psicología clínica, rodeado de tanta alienación social, políticos corruptos, «compadreos» y nepotismos, uno termina por destilar bilis. Y esa bilis es la tinta.
P.: Como en las obras de teatro, su novela consta de tres partes o actos; una primera en la que cobra peso la trama política, una segunda en la que hace un guiño al Siglo de Oro español con un aporte de magia y fantasía, en la tercera hay un componente de reflexión, de mensaje final a la par que se descubre al criminal buscado por asesinato como otro hilo argumental. Háblenos brevemente de esta estructura narrativa.
Aunque cada parte está aderezada de las otras dos por cuestiones básicas de ritmo y tono, cada una de ellas cuenta algo específico. Esto forma parte del reto de escribir y crear una estructura propia. Cuando la fluidez de la lectura atraviesa estas tres partes dando coherencia interna a la trama entonces puedes estar contento, pues la historia es eficaz. Básicamente, el periplo del personaje comienza en las altas esferas de la política, cruza la sociedad y culmina en la Iglesia. Las tres son pilares de un mismo puente: la trama, que se sostiene vertiendo la crítica en estas tres esferas.
P.: Aunque hay elementos del siglo XVII no es propiamente una novela histórica, como tampoco podría etiquetarse como del género steampunk aunque las y los lectores sí verán ciertos rasgos. Creo que prefiere usar el término steamgold, por el que le pregunto por su originalidad y alcance para esta novela y las que siguen, ya que inicia con esta una saga.
Entiendo que steamgold es algo así como «vapor» y «Siglo de Oro», una síntesis de ambos géneros. Algunos lectores han acuñado y acogido el término, lo que me hace sentir muy agasajado, pues significa que perciben la ambientación como algo diferente y original. Ignoro si alguien ideó esta mezcla antes que yo, pero me es muy satisfactorio que guste el sabor resultante y, por supuesto, me encantaría que otros escritores aderezaran sus novelas con estos elementos, así afianzaríamos el subgénero. No obstante, soy enemigo de la pretenciosidad, así que por ahora prefiero ser prudente y decir que mi novela es de género fantástico y nada más.
P.: Ha empleado para narrar La historia triste de un hombre justo a una voz narrativa en primera persona. Es el propio protagonista Dragos Corneli quien nos contará su regreso tras once años fuera de Ísbar. Acérquenos un poco a la personalidad y motivaciones de Corneli en esta primera entrega de la saga.
En principio se escribió en tercera persona, pero vi que no funcionaba. La primera persona cuenta con algunos problemas, como acotar el punto de vista del personaje sólo a lo que ve; y es muy fácil caer en el deus ex machina para hacer avanzar la trama. Confieso que hago trampas, pues a través de la música el personaje es capaz de anticiparse a muchos obstáculos escuchando la «música de las cosas». Además, la voz en primera persona era la adecuada para que el protagonista tendiera la mano al lector, de tú a tú, y le dijera: «Eh, estoy aquí, contigo. Comprendiéndote, teniendo tus mismos problemas. Voy a poner algo de cordura en mi mundo, ya que no puedes hacerlo tú en el tuyo».
Ángel González Olmedo nació en La Línea, Cádiz. Escribe desde niño y es autor de narrativa fantástica y juegos de rol. Es también psicólogo y músico, dos aspectos muy presentes en su obra, en la que no falta la crítica social y la magia, claro. Con La historia triste de un hombre justo inicia una saga, siendo autor además de El siniestro pueblo de Karpino (2020) e Historias de leyenda (2021)
La historia triste de un hombre justo. Ángel González Olmedo. RedKey Books.
Te puede interesar: