Entrevista a Felicia Yap

Mi entrevistada esta semana es la Felicia Yap, autora de El juego de la memoria. Desde aquí, agradecer la labor de traducción a Sara Fernández (Maeva ediciones) y a la editorial, por esta entrevista. Felicia Yap nació y creció en Kuala Lumpur antes de trasladarse a Inglaterra. Allí estudió Bioquímica en el Imperial College de Londres e hizo un doctorado en Historia en la Universidad de Cambridge. Ha trabajado como bióloga, historiadora, profesora en Cambridge, crítico de teatro y periodista especializada en tecnología. Con ‘El juego de la memoria’, su primera novela, nos plantea un thriller filosófico, una nueva realidad en la que las clases sociales ya no están determinadas por el poder adquisitivo, sino por la capacidad de recordar.

Dado que esta historia quizá podía haberse desarrollado en cualquier otra ciudad, ¿eligió Ud. Gran Bretaña y las inmediaciones de Cambridge porque eran escenarios que conocía bien? ¿Ha querido hacer un guiño a la ciudad y a la universidad donde se graduó?

   Sí, decidí ambientar mi libro en Gran Bretaña porque es un lugar que conozco bien. Viví en Cambridge durante doce años, durante los cuales estudié y enseñé en su universidad. Puedo evocar la atmósfera de la ciudad y sus alrededores con facilidad. Recuerdo salir a caminar junto al río Cam, en un área conocida como Reserva Natural Paraíso en Newnham, y pensar: ¿qué pasaría si alguien encontrara un cadáver justo aquí, arrastrado hasta este enorme árbol?

   Normalmente trato de poner los cinco sentidos en cada escena que escribo, reflejar lo que mis personajes ven, oyen, sienten, tocan, huelen. Es difícil poner los cinco sentidos en un lugar cuando este no te resulta familiar. Los pequeños detalles importan mucho cuando escribes una novela; le dan a la historia color, vida, hacen que las cosas resulten reales para el lector. Estas premisas son, básicamente, lienzos amplios (y a menudo blancos) en los que trazar tu historia: lo que realmente le da vida son los pequeños detalles del día a día, crear ambientes que sean a la vez realistas y creíbles. Por eso decidí ambientar el libro en Cambridge, donde podía evocar todos los elementos sensoriales que necesitaba en mi cabeza.

Hace aparecer en la historia algunos nombres propios: literarios unos, como el del inspector Javert, Ibsen, Shakespeare o Virginia Woolf, pasando a otros como el compositor Wagner o el pintor Van Gogh, el detective 007, la actriz Sharon Stone o el director Tarantino… o a Tim Berners─Lee y Steve Jobs. ¿Qué le llevó a elegir a estos para su novela?

   Porque, simplemente, me apetecía. Los nombres se me ocurrieron de forma espontánea mientras escribía la novela. Pensaba que estos personajes tan conocidos podrían actuar como uno de esos puentes entre lo familiar y lo desconocido, y también me divertía mucho tratando de imaginar si estas personas serían Unos o Duos en el mundo de El juego de la memoria (pensé que Steve Jobs sería sin duda un Duo, aparece en el libro). También elegí a algunos personajes porque me gustan o me fascinan. Me encantan las creaciones artísticas de Vincent Van Gogh y me fascina la vida de Virginia Woolf. Soy una gran fan de muchos de los diseñadores que menciono en el libro, como Alexander McQueen, y adoro llevar diseños suyos.

Uno de los personajes habla de la ‘feliz ignorancia selectiva’, de la ‘felicidad relativa’ y de la carga que supone recordar. ¿Cree que seríamos más felices si como en su novela pudiésemos olvidar parte de nuestro pasado, al menos lo que considerásemos inútil o doloroso?

   Sí, creo que de hecho podríamos ser más felices si pudiéramos olvidar parte de nuestra historia, especialmente las cosas que nos atormentan, entristecen o frustran. Como suele decirse: “bendita ignorancia”.

Dado que en su novela tiene tanta relevancia el recuerdo, el pasado y la carga de los errores del pasado me gustaría preguntarle por ese deseo tan extendido de poder regresar cada cual a nuestro pasado para cambiar algo; de ser así, ¿cambiaría Ud. algo de su pasado, quizá de su infancia?

   Sí, lo haría. Definitivamente. Volvería atrás en el tiempo para asegurarme de no repetir mis errores, especialmente aquellas cosas que aún me persiguen.

He escogido un par de frases del personaje de Sophia para que nos la comente en el contexto de la novela: “El odio es la suma total de las ofensas que recuerdo” y “Si no te acuerdas del pasado estás destinado a repetir las mismas equivocaciones.”

   Quería explorar cómo una persona con memoria completa podría sufrir en un mundo de amnésicos, de la misma forma que las personas con problemas de memoria tienen problemas en el nuestro (la gente que padece demencia en nuestra propia sociedad a menudo pierde a sus amigos, por ejemplo). En El juego de la memoria, mi “villana”, Sophia, goza de memoria plena. Esto le proporciona una percepción única del mundo de memoria deficiente en el que habita. Con Sophia, quería explorar el triángulo amoroso entre la memoria, el amor y el odio. En particular, cómo la habilidad de Sophia para recordar el pasado hace que ame… u odie. El libro plantea las preguntas: ¿aún seríamos capaces de amar si no pudiéramos recordarlo? ¿Surgen el odio (y el deseo de venganza) de la suma de las ofensas que recordamos?

   El libro también ahonda en cómo nuestros recuerdos nos convierten en lo que somos, cómo dan forma a nuestra forma de ser y cómo aprendemos de lo que hemos hecho en el pasado. ¿Qué pasa si no podemos recordar el pasado? ¿Realmente podríamos conocer a las personas e incluso a nosotros mismos?

El juego de la memoria. Felicia Yap. Maeva Ediciones. ISBN 978-84-171088-0-9

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