Entrevista a Susana López Rubio

Quedo con Susana López Rubio en un céntrico hotel de la ciudad de Valencia. Me reconoce de la vez anterior, cuando la entrevistase por su primera novela ‘El Encanto’. Susana López Rubio es una de las guionistas más reputadas del momento. Es la responsable de la adaptación televisiva de la miniserie El tiempo entre costuras y creadora de Acacias 38.

susana lopez rubio

Curiosamente, dos años atrás, la entrevista también fue en una cafetería, una no muy lejos de aquí; ella estaba embarazada… o en estado de buena esperanza, como se decía antes. El matiz es por el toque histórico de sus novelas, que conste. Curioso es también para mí, al hilo de aquello, que su segunda novela, ‘Flor de sal’ (Espasa), se inicie con una deliciosa dedicatoria: ‘Para Oliver, que nació mientras escribía esta historia’.

Fue inevitable que antes de preguntarle por lo estrictamente literario lo hiciese por su Oliver, por quien de alguna manera estuvo presente en nuestro último encuentro literario. Madre orgullosa de su retoño, me enseña fotos, se le ve tan risueño como ella, como Susana. Me alegro de que como en la vez anterior vayamos a reírnos mucho y a disfrutar de esta entrevista. Es también casi inevitable que le pregunte por el origen de esta historia a caballo entre la novela de aventuras y la romántica, pues tiene de ambos géneros.

No me sorprende así que me hable de un lugar que desconozco: el Salar de Uyuni, en Bolivia ; su descripción y su lenguaje no verbal logran generar en mí un instantáneo deseo de ir a conocerlo más allá de lo que describen las páginas de su novela. Ella misma lo aconseja diciendo que «...si la gente tuviera la posibilidad, lo ideal sería ir a ver el Salar sin ver una sola imagen, aunque hoy es casi imposible no mirar fotografías de un sitio antes de viajar. Sería la bomba.» De hecho, lo resume en una frase bastante elocuente: «Si alguien que no conoce el Salar de Uyuni se atreve a ir allí sin ver una sola imagen en Google yo creo que se cae redondo.» Y es que Susana López ha estado allí para ver el Salar, para documentarse. No era su primera vez. «Yo ya lo conocía de hace tiempo porque, creo que durante la entrevista que me hiciste la última vez te lo conté -me recuerda-, vengo de familia de la aviación, mis padres han trabajado en compañías aéreas, otra cosa no, pero viajar… Viajar he viajado bastante

Doy fe de que también sus novelas son viajeras, las dos. Algo que le recuerdo preguntándole si es casualidad que ambas se emplacen en América, ‘El encanto’ en Cuba y esta en Bolivia. Pero no, fue por casualidad afirma sonriendo, «parece que me esté especializando en Sudamérica, pero no. Hay muchos más lugares.» Tentado estoy de preguntarle, en ese caso, a dónde nos va a llevar de viaje a los lectores con su siguiente novela… Decido que mejor me hable de la historia que palpita en ‘Flor de sal’. Es ahí donde me cuenta desde aspectos propios del Salar de Uyuni a curiosos detalles a la hora de trabajar los personajes de esta novela.

Sin traicionar el consejo de Susana para quienes quieran ir a verlo por vez primera -sin ver fotos-, decir que el Salar de Uyuni se encuentra al suroeste de Bolivia. Que es el mayor desierto de sal continuo y alto del mundo. No siempre es un desierto, algo que parece emocionar a Susana al contármelo. «En la época de lluvia se convierte como en un espejo -y añade-: La gente lo considera el mayor espejo del mundo.» Ahí aprovecha para referirse a la protagonista de ‘Flor de sal’, a Julieta Carrión. «Me hacía gracia sacar a Julieta, a la protagonista, que es una niña bien, de Madrid, sacarla totalmente de su ambiente y llevarla a que se mirase al mayor espejo del mundo». La intención de Susana era que «a partir de ahí que se mirase y se encontrase a si misma curiosamente.» Al leerlo en las páginas de su novela o al escuchárselo a Susana es casi una invitación formal a viajar allí y vivirlo. Claro, que luego tocaría regresar a casa, a la civilización. De eso también se habla en la novela y, por descontado , le pregunté a Susana. Por esa vuelta de Julieta Carrión de Bolivia a Madrid a resultas de una decisión forzosa de su padre. «Es una vuelta complicada porque hay una historia de amor con Siwar que es otro de los protagonistas, otro hombre en la novela con personalidad fuerte para chocar con ella».

Cuando dice otro, se refiere no solo al padre de Julieta, a don Gonzalo, sino efectivamente a Siwar, a quien ella conoce en Bolivia. Y si el amor por su padre la empuja al principio de la novela a viajar desde Madrid al continente americano, poco antes del inicio de la Primera Guerra Mundial…, será otra clase de amor el que la llevará a protagonizar esta historia llena de encanto (guiño a su primera novela) y aventuras.

Desde el flamenco rosa de la portada, pasando por las hormigas del inicio de la novela (del que Susana me cuenta que es «una complicidad entre padre e hija que viene a poner en relevancia precisamente la complicidad que tienen» hasta el colibrí, con sus leyendas místicas, hablamos también esa tarde.

Por cierto, dos curiosidades más. Una que Susana me dijo recordar al mencionarla, la del color rosa de los flamencos debido a los crustáceos de los que estas aves se alimentan (me surgió como un rayo comentárselo al hilo del reflejo de Julieta en el gran espejo de Uyuni). Y, otra, la del título de la novela: es una frase que la protagonista y Siwar comentan mutuamente al final del capítulo seis; una especie de idea genial que a Julieta Carrión la golpea como un rayo y comparte con él.

Confío en poder compartir otro rato igual de interesante la próxima vez que Susana venga a Valencia de promoción con su ya esperada tercera novela. Permíteme Susana que comparta sin tu permiso esta confidencia final… Cuando nos despedíamos, en la cafetería, le susurré si llegaría antes a su vida un nuevo hijo o un nuevo libro. Sonrió y también sotto voce me dijo que lo segundo. Lo dicho, no hay dos sin tres.

Flor de sal. Susana López Rubio. Editorial Espasa.

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