Agradecido a Pepa Benavent por haberme facilitado no solo entrevistar a la autora de La mujer sin nombre (Plaza&Janes) sino a otros muchos y muchas autores/as durante más de dos años de colaboración periodística cultural. Muchas gracias, Pepa.
G.V.: Uno de los elementos vertebrales de la trama gira en torno a una obra de teatro titulada Sortilegio. Una obra maldita, al parecer, que en un principio tuvo por título Maleficio. Por su significado, leer la suerte, el futuro y el pasado, me ha resultado muy metafórica a la hora de formar parte de La mujer sin nombre. ¿Qué nos puede comentar sobre aquella y sobre su elección para tramar su novela?
V.M.: Elegí la obra Sortilegio para articular la trama, en principio porque me parecía que efectivamente tenia toda una simbología, sortilegio es leer la suerte, sortis legere, y María Lejárraga era una autora que se transparentaba especialmente en sus obras y en esta, que me la leí, cuando me la pasó la profesora Patricia O’ Connor, a quien además he convertido en personaje de la novela, recuerdo que estaba atrancada y me imaginaba como había sido esa ruptura entre María y Gregorio en los años 30. Y me pareció que hay una escena muy tremenda en la obra de teatro Sortilegio en la que María podía haber dejad ese dolor.
»Curiosamente la escena la construí para la obra de teatro que dio pie a la novela a través de fragmentos que encontré rastreando en toda esa obra. Me pareció que la voz de la autora se dejaba ver como un ermitaño que saliera de su concha de cuando en cuando a través de diferentes personajes. Por eso, porque para mí fue una obra mágica y también porque es la única obra, la última escrita por la firma digamos la marca, llamémosle la marca Martínez Sierra, es la única que no llegó a estrenarse, también porque el tema me parece era muy pionero en la época. Se trata de un trío homosexual, dos hombres y una mujer Me pareció que esa obra a la que le faltaban páginas la única obra perdida y no estrenada de Gregorio Martínez Sierra podía ser un buen arranque para que investigando esa obra se encontraran con un misterio mayor que no pertenecía a un autor sino a una autora.
G.V.: Háblenos de la banda sonora de La mujer sin nombre. Leemos que está disponible en internet, tanto las obras musicales mencionadas como las que le inspiraron a Ud. mientras escribía la novela.
V.M.: Tenía claro que una novela tan musical y una protagonista que colaboró con todos los grandes compositores de la época, no solamente con los llamados Los españoles de París, es decir Manuel de Falla o Joaquin Turina. También conoció y tuvo en su casa tocando a cuatro manos con Falla o al propio Stravinski mientras soñaban cómo convertir El sombrero de tres picos o El amor brujo que había escrito con Falla en un clásico en el que se convertiría de nuestro ballet a nivel mundial.
»Esta novela está invadida de música porque forma parte de la trama, forma parte también del amor y de la creación, de tal manera que yo me iba escuchando todas estas obras para sugestionarme durante la escritura y algunas otras que simplemente bien porque pertenecían a la época o porque me recordaban al ambiente, a la atmósfera que quería crear en la novela me inspiraban para escribir. Es cierto que esto siempre lo he hecho, pero en esta novela era fundamental tener banda sonora porque la tenía ya en sus páginas de modo que los lectores podrán acompañar la lectura si lo desean con estas obras que aparecen en la novela y además disfrutar de una novedad que es lujo, que es el propio Fernando Velázquez con quien he trabajado, gran compositor de nuestros días de bandas sonoras como Lo imposible o El Orfanato por mencionar algunas, o Patria, más reciente, fue el encargado de hacer la banda sonora de La mujer sin nombre porque hizo la música para su predecesora que fue mi obra de teatro firmada Lejárraga, ha grabado una versión de esta obra pero para orquesta que se llama La mujer sin nombre, así que podemos decir que esta novela tiene banda sonora original de Fernando Velázquez, la ha grabado con la Orquesta de Euskadi.
Vanessa Montfort (Barcelona, 1975) es novelista y dramaturga. Licenciada en Ciencias de la información, ha publicado El ingrediente secreto (Premio Ateneo Joven de Sevilla, 2006), Mitología de Nueva York (Premio Ateneo de Sevilla, 2010) y La leyenda de la isla sin voz (Premio Ciudad de Zaragoza a la mejor novela histórica del año. 2014). Dentro de su variada obra teatral destacan Flashback, La cortesía de los ciegos y Tierra de tiza, escritos para el Royal Court Theatre de Londres; La Regenta, versión libre de la novela de Clarín (Teatros del Canal, 2012); El galgo (Fundación SGAE, 2013) o Sirena negra, llevada al cine por Elio Quiroga (Festival de Sitges, 2015). Como directora y dramaturga ha llevado a escena desde óperas de cámara como Ángelus Novus (Teatros del Canal, 2015) hasta teatro fantástico. A partir de 2015 dirige la Compañía Teatral Hijos de Mary Shelley, la primera formación en España dedicada a este género que se presenta en Madrid con El hogar del monstruo (Centro Dramático Nacional, 2016).
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