Sin duda, las lectoras y lectores de La tetera de Russell (Reino de Cordelia), de Pablo Sebastiá Tirado coincidirán en el magnífico homenaje que el autor de esta novela futurista le rinde al filósofo, matemático, lógico y escritor británico.
Porque ya el título lo toma prestado Sebastiá de cierto símil del citado Premio Nobel de Literatura en 1950. Dejemos orbitar ese título y símil russelliano para viajar a la historia latente en esta novela utópica con tintes de thriller y marcado sello hispano. Sebastiá sitúa a su protagonista, a la joven matemática Hipatia de la Cierva en España en 2072. Tras una guerra civil, nuestro país se ha convertido en una potencia científica mundial. Eso no es todo.
A esa España hegemónica en lo científico y tecnológico le llegan hordas de inmigrantes procedentes de la mísera Germania, donde triunfa el más cruento integrismo cristiano ortodoxo. Uno de esos inmigrantes tendrá un papel clave no solo en la vida de Hipatia. Curiosamente, ella preferirá llamarle Russell a Adolf, su verdadero nombre. Hipatia dirige en el Centro Tecnológico de Plaza de Castilla el proyecto Deus ex Machina. Y he aquí otro de los pilares argumentales de La tetera de Russell, puesto que este proyecto pretende alcanzar un hito sin parangón: poder comunicar un mensaje, a cualquier parte del universo, en tiempo cero.
Más allá del planteamiento irónico de Sebastiá, destaca la sabia combinación entre ciencia, metafísica y ciencia ficción hilvanada con los mimbres de la ficción especulativa. Hay humor, romanticismo, especulación y entretenimiento casi a partes iguales. Si este maridaje puede resultar desde la estratosfera de la novela algo ambicioso cómo ha de sonar si se añade que en cierto modo el resultado del proyecto Deus ex Machina podría demostrar científicamente la existencia o no del hacedor supremo…
De lo más elevado a lo más pequeño, pues no quiero dejar a los lectores en la duda. No respecto a si tiene cabida dios en un universo dominado por las leyes racionales de la ciencia. Eso lo descubrirán de la mano de Hipatia leyendo La tetera de Russell. Me refiero al símil usado por Bertrand Russell que da título a esta novela. Para Russell, las creencias inexplicables, en realidad la de dios, eran una suerte de tetera de porcelana situada entre la Tierra y Marte orbitando en torno al Sol…
Tal y como publicó en la revista Illustrated, en 1952: «Si yo sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera de porcelana que gira alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie podría refutar mi aseveración, siempre que me cuidara de añadir que la tetera es tan pequeña que no puede ser vista ni por los telescopios más potentes. Pero si yo dijera que, puesto que mi aseveración no puede ser refutada, dudar de ella es de una presuntuosidad intolerable por parte de la razón humana, se pensaría con toda razón que estoy diciendo tonterías. Sin embargo, si la existencia de tal tetera se afirmara en libros antiguos, si se enseñara cada domingo como verdad sagrada, si se instalara en la mente de los niños en la escuela, la vacilación para creer en su existencia sería un signo de excentricidad, y quien dudara merecería la atención de un psiquiatra en un tiempo ilustrado, o la del inquisidor en tiempos anteriores».
Pablo Sebastiá Tirado (Castellón de la Plana, 1973) Es escritor y periodista. Licenciado en Derecho por la Universitat Jaume I, ha trabajado en varios medios de comunicación, tanto audivisuales como de prensa escrita y ha publicado las novelas El último proyecto del doctor Broch (2007), La agenda Bermeta (2008), El último grado (2010), Secreto de estado (2011), La sonrisa de las iguanas (2014) y Reikiavik (2018). Es miembro del comité organizador del certamen internacional de crimen y ficción Castelló Negre y forma parte, a su vez, del colectivo 12 Plumas Negras.
La tetera de Russell. Pablo Sebastiá Tirado. Reino de Cordelia.
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