¿Sabéis? Yo creo que todos aquellos a los que nos gustan los libros tenemos un par de puntos en común, indiferentemente de sexo, edad o estadísticas: afán de descubrimiento y avaricia. Me explico. Afán de descubrimiento… Los que le tiréis a la poesía podéis pensar que me refiero a lo hermoso del saber, al cultivo mental, a todas esas cosas bonitas que nos aporta la lectura de un buen libro, y creéis bien, porque en parte hablo de eso; la otra parte se refiere más bien al afán de descubrir el libro en sí, que no su contenido. ¿Nunca os habéis encontrado en vuestra librería fetiche escarbando durante horas, buscando y buscando sin saber qué? Seguro que sí, pero esto por ejemplo le sucede también a los que no temen los ácaros y hurgan cajas hasta arriba de libros, en rastros y mercados… ¿habéis probado? ¿habéis metido las manos en una buscando la joya o “com-pra-ca” del día? Mmm… somos gente alternativa, y no lo digo en sentido hipster, me refiero a que nuestra generación tiende a ser así; orgullosos de nuestra caza lucimos las presas en instagram y las disfrutamos llegados a casa… Ese será el templo donde adoraremos al dios del afán descubridor. ¿Me diréis que no os habéis sentado nunca en el sofá con cinco o seis capturas, semblante contrariado y puede que manos temblorosas, porque no sabéis qué libro comenzar a leer? ¿Nunca habéis empezado uno mientras mirabais por el rabillo del ojo al otro, silencioso solito y triste, que se quedaba sobre la mesa? Eso por no hablar de los libros digitales, que por aquello de no pesar acaban guardados atropelladamente en nuestros lectores y equipos… ¿No os parece curioso que se nos despierte ese instinto del “lo quiero todo ya, ahora mismo y a la vez”, esa avaricia, pese a que estemos hablando de objetos que, como tal, no van a sacar unas patitas de papel para marcharse de nuestra vera? A mí me nace la sonrisa cuando lo pienso, y la exploradora revive, sobre todo cuando veo un libro con el lomo contra la pared, misterioso en mi librería, al detectar uno que vaya usted a saber cuánto tiempo lleva caído tras el armario, o uno que, seductor, me está esperando en el estante más alto o la caja más profunda de algún lugar donde todavía no he estado…
A lo mejor también tenemos en común que imaginamos situaciones con mayor facilidad.
A disfrutar del finde que ya está cerca.
¡Feliz cumpleaños, La Gonzo!
También soy, lo confieso, un librexplorador. También me gusta husmear en librerías en la sección de saldo, o en los mercadillos de mi ciudad, tratando de atisbar ese volumen escondido, ese pequeño ‘gran’ tesoro. Por supuesto, en casa tengo muchos libros, cuando descubro uno que no me sonaba, uno de esos caídos tras el armario que comentas en tu reseña, experimento una curiosa euforia; los libros tienen ese poder de enamoramiento, al menos en mí. Enhorabuena por la reseña. Feliz cumpleaños a nuestra La Gonzo Magazine.