Juan José Gómez Cadenas: «El objetivo final de todas las distopías es reflexionar sobre el mundo en el que estamos ahora».
Físico y escritor, Juan José Gómez Cadenas (Cartagena, 1960) es profesor de Investigación del CSIC, catedrático excedente de Física Atómica y Nuclear y director del grupo de Física de Neutrinos del Instituto de Física Corpuscular de Valencia. Formado en Estados Unidos, trabajó durante ocho años en el CERN y ha sido profesor visitante en diversas universidades e instituciones científicas de todo el mundo. Ha escrito las novelas ‘Materia Extraña’ y ‘Spartana’ en 2014 por la que le entrevistamos.
Spartana es una historia futurista a partir de un ejercicio de prospección política, económica, social y tecnológica, tengo entendido.
Sí, básicamente se hace como un ejercicio de prospecciones, y al final se produce porque tienes la formación que te permiten interpretarlo y entenderlo. Bueno cojo todos estos elementos que te inquietan como ciudadano y quiero proyectarlos, quiero proyectarlo a sesenta años. ¿Por qué a sesenta años?, porque quiero que sea lo suficiente cercano para que tenga sentido, si lo hubiera hecho a mil años no hubiera sabido de que estaba hablando. Esta extrapolación, esta proyección, nos lleva a reflexionar sobre el mundo en el que estamos ahora, que es el objetivo final de todas las distopías
Háblenos de Vega Stark y la historia de amor de Spartana más allá de la reflexión sobre las consecuencias de la crisis energética y la sociedad futurista de 2060.
Me gusta mucho que me hagas esta pregunta porque muchas de las preguntas de estos días se centran o llaman la atención en la distopía, y lo que a mí me gusta es la historia de Vega Stark. Ella es una muchacha que yo creo que representa todo lo bueno que yo veo en los jóvenes de hoy en día. La novela se podría decir que es pesimista pero no es pesimista, sino optimista porque la protagonista es una joven que quiere cambiar ella y cambiar el mundo. En realidad no está muy empeñada en cambiar el mundo. Vega es un personaje lleno de fuerza, de energía, de inocencia, de generosidad interna y sobre todo muy valerosa. Esto una cosa que me gustó mucho: meterme en su piel, observarla desde dentro y desde fuera. Ella es una superatleta enorme, gigantesca, es como un ave rara, como una chica feucha, hasta cierto punto acomplejada, tiene la cara marcada; yo la veo con los ojos de fuera y veo su belleza interna y externa. Es una historia de amor que para mí fue muy enriquecedora en el sentido que es una historia de amor que surge del encuentro del contrario, detrás de la historia de superatletas hay todo un misterio oculto, y ellos se reconocen como iguales mucho antes de saber que lo son, este choque -que es casi un choque de trenes con Andrei- genera un amor inmediato. Una historia que me ha atraído muchísimo es Romeo y Julieta por la belleza y la pureza del amor instantáneo de la primera juventud, ellos se ven de alguna manera así.
Decía lo de la inocencia por el tema de los perros.
El tema de los perros es otra de las líneas de la novela. He sufrido mucho con ellos. Una experiencia terrible de mi vida que recuerdo fue en mi infancia cuando unos críos mataron a pedradas a mi perro. Precisamente a partir de esa crueldad caí en la cuenta que una manera de reflejar la crueldad de la sociedad era a través de los perros. Si llego a reflejar a jóvenes que matan a jóvenes por hambre ¿quien se cree eso?, ¿quien se cree que realmente en el 2060 pondríamos a los jóvenes a pelearse unos contra otros a muerte? Son distopías extremas… En cambio una masacre con perros sí que se cree, sí que refleja esta crueldad.
¿Qué le diría a los potenciales lectores de Spartana que vayan a compararla con otra novela distópica tras la estela de las exitosas Los juegos del hambre o Divergente?
Yo creo que para empezar Spartana ni es ‘Divergente’ ni es ‘Los Juegos del hambre’ en el sentido de que no creo que ni la una ni otra sean distopías, son falsas distopías; los mundos que crean son clichés, son decorados, y por lo tanto, increíbles. En cambio esta novela no es un cuento de hadas, tiene bastante sustancia, se aprende bastante del mundo leyéndola, y la parte de la aventura es grande, es intensa. De alguna manera he intentado que sea más amplia de lo que es ‘Los juegos del hambre o ‘Divergente’, las conozco bien porque tengo hijos jóvenes. Los escenarios son básicamente decorados, son mundos bastante falsos, se convierten a veces en un teatrillo. Aquí la aventura te lleva desde Eurosur a Siberia y finalmente hasta Alberta. Lo que quiero recuperar aquí para los jóvenes básicamente es a Julio Verne. Yo leía a Julio Verne y me lo pase como un animal básicamente porque Julio Verne te daba aventuras a capazos, te llevaba de acá para allá, te enseñaba gente, y yo lo que quiero es recuperar para los jóvenes toda esa gran aventura y un mundo mucho más complicado que el de esas otras novelitas.
Como científico mi siguiente pregunta es ¿qué podemos hacer para que esta novela se quede en ficción y el mundo sea otro, a ser posible mejor, dentro de cincuenta años?
Muy obvio, realmente en la novela se da el combate entre dos personalidades mías: el humanista y el científico. El humanista es pesimista; es pesimista porque no tiene una fe enorme en la Humanidad. El científico en cambio es optimista porque tiende a creer que la ciencia y la tecnología lo puede aliviar. El cruce tiende a resultar un poco optimista. Yo creo que la palabra clave, la que puede resumirlo todo, es la palabra que busca Vega en toda la novela: EDUCACIÓN.
SPARTANA, de Juan José Gomez Cadenas.
Editorial Espasa, 2014.