Case Mahan es un tío duro, y además es un tío feliz. Es un optimista de cojones y para colmo hace unas canciones preciosas.
Vino de gira a España hace unos meses y llovió todos y cada uno de los días que pasó sobre la piel de toro. Cuando en una entrevista, de las pocas que leí sobre esa gira, el reportero le preguntó que qué le parecía ese tiempo de mierda, Case respondió que estaba como nunca. Que él viene de Kentucky, y que allí en ese mismo momento había dos metros de nieve y a la gente se le hielan las orejas y las puntas de los dedos hasta aparecer moradas, todos los días. Es común. Tres gotas no es ningún problema – zanjó mientras una de las abundantes ciclogénesis explosivas que tan de moda han estado este invierno atravesaba nuestro país.
Street Gnar es su banda, y se dedican a hacer canciones brillantes y agradables, que hacen que tus veladas destinadas a ser de mierda, brillen con un tono dorado flojito, y acaben siendo bestiales. Cuenta el bueno de Case que su amigo Rikki dice que “Shrine”, el último EP de la banda es su Best-Album-For-Making-Love. Yo leí esa entrevista, y desde entonces siempre pongo a Case cantando con esa voz tomada y esas canciones brillantes mientras hago prácticas para fabricar niños, que si por las circunstancias que sean, salen, seguro que resultan rubios, risueños, de mirada profunda y circunspecta, a la par que tremendamente optimistas. Y muy guapos, por esos genes que llevarán.
Cuenta Case, cuyo parecido con el lánguido de Ryan Gosling me sobresalta con pasmosa facilidad, que uno de los mejores momentos de su gira patria fue estar charlando con la camarera del bar del hostal en que se alojó. Dicha señora tenía setenta años, el hostal coruñés aproximadamente media estrella y 95% de humedad ambiental, y la conversación se extendió hasta las tres de la mañana, mientras bebían wishkey muy bueno y muy barato – o así lo explica Case, que también sostiene que se hicieron amigos de inmediato-, cuando ni ella sabía una palabra de inglés, ni él apenas de castellano. Ése, amigos, es el estilo.
Ahora vayan a su bandcamp y descárguense todo lo que puedan. No se arrepentirán, animará sus noches y les sacudirá el polvo, que sabemos que hace falta. Además no está en Spotify, ignoro por qué oscuro motivo, así que no hay más remedio.