Mi doble agradecimiento a Julio César Cano por concederme esta entrevista y, además, por permitirme compartirla hoy, víspera del último viernes de abril de 2021. La fecha no es casual, obviamente, podréis descubrirla tanto si leéis Incluso la muerte miente (Maeva) como si continuáis leyendo esta entrevista. Os recomiendo la ultima entrega del inspector Monfort, el protagonista de las novelas de Julio César Cano y esta Incluso la muerte miente en particular.
P.: Uno de los ejes de la trama de Incluso la muerte miente es lo nocivo que puede llegar a ser el poder de la mentira en las personas. No sé si en ese sentido tiene algo más de personal esta quinta novela o te has basado en casos ajenos, quizá de la realidad social para documentarte, por así decirlo.
R.: La mentira, al igual que la envidia o la soledad, son lacras más cercanas de lo que sería deseable. El poder de la mentira es un rasgo peligroso del ser humano. Escribir sobre ello, documentarse, trabajar en busca de respuestas ha sido un buen trabajo de aprendizaje. Las personas mienten con el único afán de obtener beneficio personal, lo cual lo convierte en egoísmo y maldad. No hay nada personal en este libro, salvo en los aspectos que corresponden a los personajes habituales que, como en toda obra de ficción, contienen algunas similitudes con quien escribe.
P.: Hay un reencuentro entre tres personajes en Incluso la muerte miente. Concretamente, de tres amigos de la infancia que creían haber enterrado ciertos fantasmas y secretos que jamás deberían desvelarse. Me ha recordado –salvando las distancias, claro– a It, de Stephen King. Aunque quería preguntarte por eso que quien más quien menos cree dejar en el pasado, en su etapa escolar. Quizás aquel abusón de clase, problemas de autoestima, un desamor, un trauma felizmente superado…
R.: En esta novela se tratan algunos aspectos concretos de la etapa de la infancia de los tres protagonistas que se reencuentran. Los tres se han quedado a medio camino entre la infancia y la edad adulta. Están atrapados en un mundo de secretos y mentiras que creen sepultados para siempre, pero que el inesperado encuentro sacará a flote y revivirá los momentos más oscuros de sus vidas.
P.: Continuando con esos tres amigos, Ana, Rubén y Álex, es curioso que hayas hecho un guiño a una profesión muy poco conocida, poco literaria, podría decirse. Me refiero a que Ana es tanatoesteticista, todo y que ella prefiere llamarse «maquilladora de muertos» Querría que nos comentases algo acerca de esa decisión argumental y, si es posible, al hilo de la actual situación sociosanitaria en la que la muerte ha estado y está tan presente en los medios de comunicación.
R.: Acerca de la profesión conocida como tanatoestética, vi el anuncio de una academia en la que se impartían clases de tanatoestética y tanatopraxia y el reclamo que utilizaba para captar alumnos era: “La profesión que no conoce el desempleo”. Me interesé en ello, y tras documentarme y leer algunos libros sobre el tema decidí que uno de los protagonistas desempeñara esta función. Lo que sucede cuando un cadáver es preparado para que sus familiares lo puedan despedir con un aspecto casi como era en vida, es fascinante y laborioso, y necesita de grandes profesionales para llevarlo a cabo. También se necesitan grandes dosis de sangre fría.
La situación que estamos viviendo será, sin lugar a dudas, un buen campo en el que trabajar de forma literaria. En mi caso, las novelas del inspector Monfort están ambientadas años atrás, pero llegará el momento de ponernos a escribir sobre lo vivido.
P.: Desde los inicios de tus novelas con el inspector Monfort como protagonista las has emplazado en la provincia de Castellón. Nos descubres así pequeños o grandes parajes de la segunda provincia más montañosa de España. En Incluso la muerte miente nos invitas a subir las empinadas crestas de los montes del Alcalatén, para visitar el ermitorio de San Juan de Peñagolosa. Y además, por estas fechas, a colación de cierta peregrinación medieval, para rogar a Dios salud, paz y lluvia cada último viernes de abril de cada año. ¿Nos comentas un poco la relación de Los Peregrinos de Useras con tu quinta entrega?
R.: Dar a conocer la provincia de Castellón a través de las novelas, pero también otras poblaciones de la Comunidad Valenciana y lugares más distantes como, en este caso, Santiago de Compostela, es algo inevitable en mi forma de escribir. Quizá sea un resquicio del narrador de viajes y costumbres lo que me lleva a hacerlo. La ancestral peregrinación que se celebra cada último viernes del mes de abril (que no se pudo hacer el pasado año y este tampoco), en la cual trece hombres en representación de Jesucristo y los doce apóstoles caminan desde el pueblo de Les Useres hasta el santuario de San Joan de Penyagolosa, tiene una carga importantísima de mística y secretismo, es algo que trasciende más allá de lo estrictamente religioso. Escribir sobre ello era algo que me rondaba desde hacía mucho tiempo por infinidad de aspectos que me interesan como escritor, uno de ellos, obviamente es la ambientación. En el personaje que quiere ser peregrino se dan aquellos rasgos que intervienen en la novela. Quiere ser importante, aclamado, vitoreado, y la única manera de serlo, según él, es hacer aquello que sus antepasados hicieron: ser peregrino.
P.: He leído que eres seguidor de la serie del Departamento Q, del escritor Jussi Adler-Olsen. Este autor danés tengo entendido que estudió medicina, sociología y cinematografía. Además de sus novelas de ficción es autor de una biografía de Groucho Marx y ha compuesto la música de una película de animación, más allá de ser empresario en el sector de las energías renovables. Comento todo esto porque en tu caso, antes de dedicarte a la literatura trabajaste como músico y mánager de grupos. ¿Hasta qué punto condiciona la profesión, el itinerario profesional de uno o una el decidir ponerse a contar historias de ficción y, en el caso de ambos, en el género del thriller?
R.: Cada persona gestiona sus pasiones de la forma que mejor puede o sabe. Es posible que la respuesta sea que no puedo estar quieto. La música, la pintura o la interpretación son aspectos culturales que se entrelazan, que son compatibles, que tienen mucho que ver unos con otros. Yo soy un apasionado de la gastronomía, de la música, de los viajes, de la literatura. Escribí letras para canciones, libros de temática gastronómica, recetarios populares, novelas cuya ambientación principal era el lugar visitado. Todo ello está conectado, es un bagaje primordial a la hora de contar historias. En mi caso fue sencillo: cuando me bajé de los escenarios me propuse escribir sobre aquello que había visto y oído en los viajes, sobre los personajes conocidos y acerca de la idiosincrasia de un país. Veremos qué hago después.
P.: Creo que en el proceso de gestación literaria de tus novelas sueles escuchar música. Coméntanos cuál es la que nos recomiendas a modo de banda sonora para esta Incluso la muerte miente.
R.: La música forma parte esencial en mis novelas también. Las canciones ayudan al inspector Monfort a resolver los casos, a desmenuzar las preguntas que rondan en su cabeza, a sentirse acompañado en todo momento.
En Incluso la muerte miente, al igual que en las anteriores novelas, las canciones componen una banda sonora de principio a fin. Al final de la novela los lectores encontrarán la forma de escucharlas a través de Spotify y YouTube, también un listado con las canciones y donde localizarlas en el libro.
Para esta novela he trabajado, como siempre, escuchando mucha música, como si se tratara de una parte primordial de la documentación. Quizá el artista al que más he recurrido en esta ocasión haya sido a Joe Cocker, y en concreto al álbum: With a Little Help From My Friends. Porque, Incluso la muerte miente, va del poder de la amistad frente a la mentira.
Julio César Cano (1965, Capellades, Barcelona) empezó a escribir después de trabajar durante años como músico y mánager de grupos. Es conocido, sobre todo, por su serie del emblemático inspector Monfort, ambientada en Castellón, compuesta por Asesinato en la plaza de la Farola, Mañana, si Dios y el diablo quieren, Ojalá estuvieras aquí y Flores muertas. Incluso la muerte miente es la quinta entrega, todas ellas publicadas por la editorial Maeva.
Incluso la muerte miente. Julio César Cano. Maeva.
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