Hay días en los que merece la pena recapitular, días, o mejor dicho noches, que no se deben dejar pasar por alto.Y una de esas noches se dio el pasado 23 de octubre en los sótanos de la Galería Nacional de Praga que sirvió como el perfecto buque para una multitud entregada a un techno experimental de lo más exquisito.

Una apacible noche de otoño, un cartel de gala y un escenario en grada donde los presentes podían disfrutar perfectamente de la que se iba a armar a los platos.

Tenemos que decir que ese día estábamos sibaritas, pasamos de calentamientos o teloneros y tras el trámite de las chaquetas nos zambullimos directamente en los océanos musicales de la mano de Andy Stott que se vistió de experimentado lobo de mar que dirige un petrolero musical que corta olas de más de 10 metros como si fuesen mantequilla: sonido potente, duro, desgarrador y acompañado por los visuales a cargo de los hombres de la casa. Sin zozobrar en ningún momento, en una tormenta perfecta que no dio respiro a la muchedumbre y arranco sonrisas picaras de satisfacción.

Al timón le siguió Nathan Fake que continuó azuzando a la sala. Quizás un poco más duro de lo que nos tiene acostumbrado, el británico supo adaptarse a las condiciones y presentó un set acorde a la situación. El público descendía en número dadas las horas pero los presentes eran fieles grumetes entregados a la marea. La comunión entre DJ, sala y público fue perfecta. En la parte baja del anfiteatro disfrutamos de un aluvión de temas que nos atacaban por todos lados.

Como maestro de ceremonias en el cierre tuvimos a Ø [Phase], pocos se atreven a trabajar en vinilo a esas horas, y sobre todo por las vibraciones que siempre pueden jugar una mala pasada.

Sin embrago, la aguja del londinense surcaba los discos con precisión nanométrica.
Lunchmeat se erige como el evento, referente en la escena electrónica experimental en la República Checa y si siguen por el camino, podemos estar hablando sin lugar a dudas de un colectivo que dará mucho que hablar a nivel europeo en el futuro más cercano. Lo que parecía imposible hace años, está más que confirmado, la escena checa entra en el mapa global de la electrónica y estamos en el mejor momento para saborear una escena floreciente llena de variantesm, opciones y, sobre todo, calidad.

Alvaro LópezConciertosPraga
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