Nos concede una amable entrevista la escritora Rosario Raro (Segorbe, Castellón, 1971). Raro es profesora de Escritura Creativa en la Universitat Jaume I, doctora en Filología Hispánica y posgraduada en Comunicación Empresarial y Pedagogía. Vivió durante una década en Lima, Perú.  En 2015 publicó ‘Volver a Canfranc’  (Planeta), de la que se han publicado hasta el momento siete ediciones, ha sido finalista de los premios de la crítica valenciana y una productora ha adquirido los derechos audiovisuales de la misma para su adaptación a la pantalla. Ha publicado recientemente ‘La huella de una carta’ (Planeta) por la que le preguntamos para La Gonzo Magazine.

Desde el título, La huella de una carta, vemos la importancia de las cartas en tu novela. Hay una profusión de ellas, no solo de quienes las mandaban al consultorio radiofónico. Háblanos sobre el hecho de incluirlas casi como una subtrama que realmente van descubriendo los protagonistas.

Las he utilizado sobre todo para dar el color de la época, para que se viera cuáles eran las preocupaciones y la manera de desenvolverse de la población (muy limitada sobre todo en el caso de las mujeres) en ese momento de la dictadura. De esta forma me he ahorrado muchas descripciones porque hablaban por sí mismas. Todas están escritas a partir de experiencias que he conocido de primera mano narradas por sus protagonistas. Eso sí, he intentado que cada una tuviera un estilo distinto según a quien le acaecía lo que contaban, que en muchos casos aluden a hechos delictivos.

Nuria es la protagonista femenina de esta novela, pero su marido, Máximo, también tiene un papel importantísimo. Me ha encantado esa frase suya en la que reflexiona: ‘estaba convencido de que cuando un hombre se ahorca lo hace con los cabos sueltos que va dejando a lo largo de su vida.’

Así lo creo. Como eres profesor de narratología sabes que si en un relato, en el sentido general de historia, (da igual que sea literatura o cine o cómic o etc.) quedan cabos sueltos todo se afloja: la trama, la tensión y más que nada la atención del lector que siente como que no se le ha entregado todo a lo que el autor se había comprometido. En la vida eso del efecto bumerán, del todo vuelve, lo que otros llaman karma pues hay que tenerlo en cuenta. Parece que cuanto más damos más tenemos y cuando la forma de actuar es la contraria pues la tendencia al aislamiento y a sus consecuencias pues parece irremediable.

Otro de los personajes, don Jerónimo, comenta: ‘Cuando quieras encontrarle explicación a algo que parece no tenerla, piensa en la economía’. Ello me lleva a pensar en muchas cuestiones que nos asaltan en los medios de comunicación y que tal vez tengan esta explicación incómoda. ¿Es así?

Yo estoy convencida sobre todo en el caso de las guerras: que ideologías, religiones, ansias de libertad… no son nada cuando lo que hay de por medio es un gaseoducto, petróleo. Antes era el agua. Lamentablemente la codicia, en ocasiones la codicia criminal, parece que es el motor que pone en marcha a muchos y para mal porque los afectados por esas conductas somos todos.

Me gustaría que nos dieses tu opinión sobre alguien real que se menciona en la novela, en el cuerpo y en una nota final, la farmacóloga Dafne Gretchen, por la relevancia que tuvo en el caso de la talidomida.

En realidad se llamó Frances Oldham Kelsey y fue quien impidió que la talidomida se comercializara en Estados Unidos. Como se cuenta en La Nota de Autora de La huella de una carta, cuando Kennedy le otorgó el máximo galardón al que puede aspirar en su país un “ciudadano civil” (valga la expresión en oposición a “ciudadano militar”) dijo de ella que era la persona que había salvado de la muerte a más estadounidenses. Aquí en España faltó alguien así. Por ese motivo lo que se cuenta en mi novela es lo que a mí me hubiera gustado que sucediera y no la realidad.

Estuvieron a punto de no admitir a Frances Oldham Kelsey cuando en la universidad de Chicago supieron que era una mujer. Su nombre, usado igualmente en masculino y femenino, hizo que tuvieran esta “confusión”. Da miedo pensar en el inmenso poder y en las consecuencias del azar.

La huella de una carta, de Rosario Raro. (Planeta, 2017) 978-84-08171-10-2

http://www.lagonzo.es/wp-content/uploads/2017/09/Sonrisa.jpghttp://www.lagonzo.es/wp-content/uploads/2017/09/Sonrisa-290x290.jpgGinés J. VeraEntrevistaLiteraturaLa huella de una carta,Rosario Raro
Nos concede una amable entrevista la escritora Rosario Raro (Segorbe, Castellón, 1971). Raro es profesora de Escritura Creativa en la Universitat Jaume I, doctora en Filología Hispánica y posgraduada en Comunicación Empresarial y Pedagogía. Vivió durante una década en Lima, Perú.  En 2015 publicó ‘Volver a Canfranc’  (Planeta), de...