Asesinato y adolescencia – hasta el 5 de noviembre, Naves del Español en Matadero (Madrid)

Fotografia Valentin Alvarez

El equipo artístico que produjo Prostitución en el Teatro Español y Naves del Español en Matadero acomete un nuevo proyecto escénico bajo la dirección de Andrés Lima, que se adentra en el misterioso y turbulento universo de la adolescencia a través de un proceso de investigación con talleres, estudios, consultas y ensayos, que ha culminado con el montaje teatral Asesinato y adolescencia.

El proyecto nace de la preocupación por conocer el mundo de la adolescencia y la conflictiva relación como adultos con ella. ¿Qué pasa con nuestros jóvenes? ¿Qué factores provocan la violencia juvenil? ¿Ha aumentado con la pandemia?

La idea de Andrés Lima parte de la película M, el vampiro de Dusseldorf, de Fritz Lang. Aquella es la historia de un asesino de niños. Para este proyecto, Andrés escoge hablar de adolescentes. Una edad crítica en el desarrollo humano, el paso de la infancia a la vida adulta: aprender a cuidar de uno mismo y del otro, para hablar de un momento crítico en la historia humana como es el presente, donde la posibilidad del colapso de la especie entra dentro de lo posible.

Asesinato y adolescencia es la historia de Luis y Lucía, dos soledades empujadas al filo del abismo por una suma de violencias propias y ajenas. Asesinato y adolescencia es, también, la posibilidad del amor, no tanto en un sentido romántico, como en el sentido de la continuidad de la vida.

La obra se sostiene en las intensas actuaciones de Jesús Barranco y una joven Lucía Juárez. Especialmente reseñable es la interpretación de la segunda, que es capaz de llevar hacia lo kamikaze la encarnación de la adolescente rebelde de la obra. El montaje es expresionista, como lo es la referencia que menciona Lima que ha tenido en mente para este montaje, El vampiro de Dusseldorf, y se apoya en unos visuales creados por Miquel Àngel Raió.

La música del inglés Nick Powell funciona bien, con ese «Comerte Entera» de C. Tangana repetido a lo largo de la obra, pero convertido aquí en algo espectral, como salido de un espejo sombrío.

Muchos elementos del conflicto adolescente se mezclan aquí, presentados de manera abrupta y superpuesta, como en un videoclip, como si este tipo de soporte lo hubiesen entendido sus creadores como la mejor manera de condensar la adolescencia, o de dirigirse al adolescente. También se citan en la obra algunos elementos del asesinato, o de la pulsión que lleva a él, sin gran profundización. Por su puesto, y no creo que hagamos spoiler, efectivamente se acaban cruzando en la obra la adolescencia y el asesinato, sin que uno deje de pensar que son dos ingredientes que no acaban nunca de fusionarse y quedan separados en el plato.

Ficha artística