Sara mesa pqEsta semana nuestra entrevistada es la escritora Sara Mesa. Aunque reside en Sevilla desde niña, nació en Madrid, en 1976. Ha publicado los libros de relatos: ‘La sobriedad del galápago’ (2008) y ‘No es fácil ser verde’ (2009), además de las novelas ‘El trepanador de cerebros’ (2010), ‘Un incendio invisible’ (2011) Premio Málaga de Novela;  ‘Cuatro por cuatro (2013), Finalista del Premio Herralde de Novela en 2013; y ‘Cicatriz’ (2015, Editorial Anagrama). Su poemario ‘Este jilguero agenda’ (2007) fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández. Aparece en la antología ‘Pequeñas resistencias 5. Nuevas voces del cuento español’ (2010). Le preguntamos en esta entrevista por el libro de relatos ‘Mala letra’ (2016, Editorial Anagrama).

El tema de la culpa y la redención se percibe como uno de los temas en estos relatos, ¿la escritura tanto amateur como profesional de algún modo tiene algo de terapéutica, de catártica?

No. Yo no creo en la escritura como terapia. Ese tipo de escritura sólo vale para uno mismo o para enseñársela al psicólogo. La escritura debe sobrepasar ese impulso, que quizá está de base, pero no basta por sí mismo. Edward St. Aubyn, al escribir sus libros autobiográficos, en los que se cuentan experiencias durísimas, dice que no sólo no le sirvió de terapia, sino que lo pasó muy mal: revivió todo aquello. Pero por otro lado no hay forma de ser escritor y escapar de las propias experiencias. Es una realidad confusa, que debe salir de uno mismo y servir también a los lectores, no estancarse.

¿Ha pretendido con estos relatos, en cierto modo, seguir el hilo de lo ‘real’, de la infancia de los personajes? Tengo entendido que surgen de su novela ‘Cicatriz’.

En cierto modo sí, pero sólo en algunos de los relatos, no en todos. ‘Cicatriz’ es una novela en la que aparecen o insinúan temas que también están en Mala letra (la culpa, la infancia, las dobles vidas…), pero al fin y al cabo son temas que siempre han estado en lo que he escrito. Lo que yo percibo desde fuera es una continuidad no buscada.

Los relatos de ‘Mala letra’, arrancan mayoritariamente con una frase inquietante, llamando la atención del lector para que vaya desvelando el hilo de Ariadna hasta el final en ocasiones abierto, para involucrar al lector.

Sí, se trata de ir dejando pequeñas pistas a lo largo del cuento para que se vaya formando poco a poco la historia… y estas pistas son a menudo detalles en principio insignificantes, pero que pretenden insinuar algo detrás. La construcción de un cuento –pero también de una novela– ha de sostenerse en elipsis, insinuaciones, etc., no por complicar las cosas al lector, sino porque así se gana en intensidad.

¿Cómo se separa uno como escritor de lo propio, de lo vivido, a la hora de querer ficcionarlo, de contarlo sobre el papel? ¿Qué parte de Sara Mesa, de vivencial hay en estas historias?

Yo creo que uno nunca se separa del todo, pero buscar correspondencias claras es casi siempre erróneo. Se trata más de una identificación por el aire que se respira en las historias, la perspectiva desde donde se enfocan los hechos, la mirada del escritor, lo que es imposible eludir.

El perspectivismo, en la mayoría de estos relatos encontramos la voz narrativa en primera persona, es otro detalle que destaco de ‘Mala letra’, me llama la atención esa frase entrecomillada en el relato ‘Apenas unos milímetros’ que dice: la capacidad de ver las cosas desde el ángulo podrido’. ¿Qué ángulo es ese?, ¿qué es capaz de ver un escritor en la realidad que pasa desapercibido al común de los ‘mortales’?

Hombre, al común de los mortales no… Yo creo que es más que nada una reivindicación de la multiplicidad de maneras de mirar, porque está claro que no hay un único ángulo. Y que a veces hay ángulos que se centran en determinados aspectos de la realidad más incómodos… el ángulo podrido, como dice el personaje de ese cuento, el que muchas veces nos cuesta mirar.

Ginés J. VeraEntrevistaLiteraturaMala letra,Relatos,Sara Mesa
Esta semana nuestra entrevistada es la escritora Sara Mesa. Aunque reside en Sevilla desde niña, nació en Madrid, en 1976. Ha publicado los libros de relatos: ‘La sobriedad del galápago’ (2008) y ‘No es fácil ser verde’ (2009), además de las novelas ‘El trepanador de cerebros’ (2010), ‘Un incendio...