Tomás NavarroComparto la entrevista que me ha concedido recientemente Tomás Navarro. Ha publicado recientemente Tus líneas rojas (Zenith). Poca presentación cabe de él a las y los seguidores de La Gonzo Magazine. En este caso, agradecido una vez más por sacar un poco de tiempo para contestar a estas preguntas. Os dejo al pie un enlace con la reseña del libro.

P.: Si no se tienen en cuenta las prioridades, leemos en Tus líneas rojas, se corre el riesgo de acabar perpetuando un patrón. Uno nocivo, además. Háblanos de esos ingredientes básicos a la hora del autocuidado y la autoprotección emocional.

R.: Las prioridades nos permiten tomar mejores decisiones. Debemos tener claro que atender a nuestras prioridades no nos convierte en malas personas. Es más, si no tienes prioridades acabarás viviendo según las prioridades de otras personas. Tu prioridad de irte a dormir temprano no es menos importante que la prioridad de tu pareja de salir hasta la madrugada. Tu prioridad de estar en casa a las seis no es menos importante que la prioridad de tu jefe de llegar a casa lo más tarde posible.

Es importante que tengamos claras nuestras prioridades y que nos atrevamos a revisar algunas prioridades que damos por ciertas como por ejemplo la prioridad de sentirnos buenas personas. Si para ti es muy importante sentirte bien ayudando a otras personas, estarás llamando, sin ser consciente la atención de perfiles tóxicos, abusivos y parásito. Por eso mismo es importante cuidar de uno mismo y protegerse.

Cuidar de uno mismo consiste en tratarte con respeto, en conocerte merecedor del mismo trato que dispensas a otras personas, de atenderte y mimarte. Pero no siempre basta con cuidar de uno mismo, a menudo tenemos que protegernos. Como ya he comentado en la vida compartimos momentos y espacios con perfiles tóxicos y nocivos y debemos protegernos de ellos para que no lleguen a lastimarnos. Uno no puede ir con la mano extendida a acariciar a un tigre de bengala, uno debe protegerse ante ciertos animales y ante ciertas personas.

P.: Uno de los ejes de batalla de Tus líneas rojas, si me permites la expresión, es el método PAL. Se basa en tres etapas con las que poder incorporar fortaleza emocional en nuestras vidas. Adelántales algo sucinto de este método a los lectores.

R.: El método PAL es un acrónimo de una estrategia muy sencilla. Empecemos por Priorizarnos, por ser una prioridad para nosotros mismos, por priorizar nuestro bienestar, nuestra salud, nuestras necesidades y deseos. Sigamos por Avisar. Dejemos claro lo que necesitamos, demos la oportunidad al perfil tóxico de que deje de serlo. Eso sí, con una fecha, con un límite claro. Finalmente Limitemos de manera contundente. Ya hemos analizado lo que necesitamos y lo que tenemos que hacer para conseguirlo. Ha llegado el momento de poner ese límite que va a garantizar nuestro bienestar. Posiblemente no sea aceptado. Es normal. Se le ha acabado el chollo. De hecho los límites siempre llegan tarde. Si tienes que poner límites es porque la otra personas ha pasado una línea roja que no debería haber cruzado.

P.: Mencionas en Tus líneas rojas otros libros tuyos anteriores, sobre todo Fortaleza emocional. En otros casos hasta a mi me parecería narcisista y ególatra, pero no lo es. Prefiero que seas tú mismo quien encaje ello en las lineas discursivas y pedagógicas de este último libro.

R.: Pues jamás lo hubiera visto de esta manera. Básicamente menciono otros libros para no repetir algunos conceptos básicos que ya he tratado. Trato con el máximo respeto a mis lectores y no sería justo que dedicara unas páginas de ese libro que han comprado a hablar de temas que ya están en otros libros. Simplemente esa es la razón.

tus-lineas-rojasP.: Lo de los “apuntes disruptivos” no es nuevo, sí lo es en este libro esos apartados que llamas El caso de Carla. Coméntanos esas llamadas de atención entre los temas y conceptos que desarrollas.

R.: Los apuntes disruptivos son pequeñas notas que nos dan que pensar, que rompen esquemas muy asentados o que nos provocan nuevas líneas de pensamiento. Creo que es un recurso muy útil y que los lectores han valorado muy positivamente. Además rompe la monotonía de un discurso lineal y permite darle más ritmo al libro así como orientarse mejor entre los contenidos.

El caso de Carla ciertamente es nuevo. Todo lo que comento es real y prácticamente el 90 % de lo comentado le ha sucedido a una misma persona. Incluyo algún apunte que no le pasó a “Carla” pero que creo relevante que esté en el libro dado su valor pedagógico e ilustrativo. Sí, por extraño que parezca es todo real y no te puedes ni imaginar la de “Carlas” que me han escrito comentándome que han vivido lo mismo. LA función de El caso de Carla es doble, por un lado, que mis lectores se den cuenta de que no están solos y de que lo que han vivido se ha dado en más ocasiones. Así dejan de verse como “bichos raros” según sus propias palabras y toman consciencia de que han vivido cosas que no deberían de haber vivido y empiezan a confiar más en su criterio y normalizan su historia. Por otro lado, tiene el objetivo de que las “Carlas” puedan compartir con su pareja o personas de referencia lo que han vivido. A veces nos cuesta poner letra a lo que sentimos y he querido facilitarles esa labor para que puedan gozar de la empatía y la comprensión que merecen.

P.: El móvil es el chupete moderno de los adultos, leemos en el libro. Me suena a aquella del opio del pueblo. Antes de que nos la comentes, si gustas, la marido con esos dos grandes “secretos” del éxito de las redes sociales. Porque el uso de las nuevas tecnologías puede ser estupendo, pero si no se ponen ciertas lineas rojas, pueden convertirse en una pesadilla. ¿Qué opinas?

R.: A mi me encanta internet y las redes sociales por varios motivos. Me ayudan a tener más claro qué visitar en mis viajes, me proporcionan modelos que jamás hubiera podido ver, me inspiran nuevos aprendizajes y recursos y mil cosas más. Siempre pongo el ejemplo de dos pacientes que he tenido. Los dos vivieron su identidad sexual durante la juventud de manera muy diferente. Uno de ellos nació y creció en un pueblo en el que su homosexualidad era castigada y penada. Se sintió un elemento disidente y tardó mucho tiempo en poder gestionar su sexualidad de manera sana. No tenía ningún referente. Otro de ellos también nació en un pueblo pequeño, pero varias décadas después. En el pueblo lo trataron mal pero gracias a las redes sociales vio que no le pasaba nada raro ni malo, contactó con otros chicos que se parecían a él y desarrolló una identidad sexual sana y aceptada independientemente de los comentarios y el rechazo de sus personas más cercanas.

Ahora bien, como todo, debemos saber utilizar las redes sociales e internet. De hecho no difiere nada en lo que podría pasar con un coche. Un coche puede ser un instrumento magnífico o un engendro infernal que nos podría provocar nuestra propia muerte. Hay algunas líneas rojas. No podemos correr más de lo que la física nos recomienda, debemos mantenerlo en buen estado y conducir acorde a las características de la carretera. Pues de la misma manera ocurre con las redes sociales, debemos aprender a utilizarlas y tener claras cuales son las líneas rojas que no debemos pasar. En general cuando algo se convierte en un abuso o está condicionando nuestro día a día, es el momento de poner cierto orden y control sobre ello.

 

Tus líneas rojas. Tomás Navarro. Zenith editorial.

Reseña del libro aquí.

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