Me concede una entrevista Salvador Alemany, (Valencia, 1968). De espíritu inquieto, sus múltiples estancias en diversos países y ocupaciones han generado en él una cascada de experiencias plasmándolas en su obra literaria. Ese periplo despertó en él la curiosidad investigadora lo que -unido al recuerdo de sus estancias en Irlanda- le llevó a documentarse sobre el «Informe Ferns», un polémico escándalo que desvelaba una trama de abusos en el seno de la Diócesis irlandesa de Ferns. Fruto de aquella investigación surgió su segunda novela «Éire». Antes  inició su carrera literaria con su primera obra de ficción, «La suerte no existe», que resultó finalista del II Premio de Creación Literaria Bubok. Por su parte, «Éire», resultó finalista del Premio La Trama de Ediciones B. Le pregunto por «Alacrán» (Editorial Amarante), su tercera novela, que le llevará a firmar ejemplares en la Feria del Libro de Valencia esta semana.

Uno de los leiv motiv de Alacrán es el destino, ‘un destino que tarde o temprano tenía que afrontar’, piensa Santos en un pasaje de la novela. Dicen que el destino es un 10% lo que nos sucede y un 90% cómo actuamos, ¿crees en ello a la luz de los personajes de Alacrán?

No me atrevería a fijar porcentajes, porque a veces ese pequeño 10% es de tal magnitud que resulta imposible afrontarlo o actuar de manera correcta. La muerte de un hijo, por ejemplo. ¿Cómo se afronta eso? No se puede, porque nadie está preparado para ello. Sin embargo, la frase que mencionas habla más de las consecuencias de nuestros actos. El ser humano es muy dado a lamentarse de las consecuencias de sus propios actos. Ya lo dijo Santa Teresa en esa frase suya tan célebre: “Se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas que por las no atendidas…”,  frase que dio título a la novela de Capote “Plegarias Atendidas”. A veces nuestro destino tiene mucho más que ver con nuestro pasado que con el azar, me temo.

Háblanos de la banda sonora de esta novela. Se mencionan varios intérpretes y grupos e incluso temas en concreto. Tom Waits en un par de ocasiones, Jonny Cash, Link Wray, Bob Dylan, Prince o Chet Baker… Todo y lo que le relaja a veces al protagonista es la música de jazz instrumental.

Siempre escribo con música, no sé hacerlo de otro modo. En cada novela hay algún disco o músico que me inspira especialmente, en esta ocasión ha sido  Matthew Halsall, un trompetista escocés de jazz con un gusto alucinante al que cito en los agradecimientos. No concibo la vida sin música, y lo mismo ocurre con las historias que cuento. Cuando se menciona alguna canción en la novela, realmente la estoy escuchando mientras escribo esa escena, intento que afecte a los personajes del mismo modo en el que me afecta a mí en ese momento. Y espero que algo de eso le ocurra también al lector, sea o no aficionado a la música, que sienta curiosidad.

Entre las frases con las que me he quedado unos segundos pensativo, para preguntar al respecto está esta: ‘La confianza es para aquellos que desconocen el significado de la palabra traición’, le interpela don Dimas a Chucho.

Es una frase que debe entenderse dentro del contexto paranoico en el que viven todas aquellas personas que atesoran un gran poder, sea este del tipo que sea. La traición es el mayor enemigo del poder, porque el poder no puede lograrse de una manera honesta, tal y como yo veo el mundo, y por tanto, su parte más débil es el conocimiento de los medios por los cuales se ha obtenido dicho poder. En el caso de los narcos es la violencia y la extorsión, en el de los políticos es la corrupción, en el mundo financiero es la avaricia y la falta de escrúpulos… y así con todo. Cualquiera que ostente una posición dominante teme la traición y por tanto es incapaz de confiar en los demás. Solo aquellos que no tienen nada que ocultar pueden confiar plenamente en los demás.

Santos aprendió, y así nos lo hace ver, que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Coméntanos esta conocida frase en el contexto de tu novela.

Desgraciadamente en la vida solo aprendemos cuando cometemos errores, y cuanto más dolor nos provocan esos errores, más rápido aprendemos. Es parte del sistema evolutivo, que es muy sabio. Un niño solo aprende a no caerse por la sencilla razón de que caerse duele. Y todo dolor, en parte por nuestra educación judeocristiana, provoca sufrimiento.  Hay quien se frustra cuando se cae, cree que no será capaz de levantarse de nuevo y sufre. Ese sufrimiento sí es opcional, el que está en nuestra cabeza, es la dimensión mental del dolor, que es básicamente una experiencia física. Saber afrontar el dolor, no rehuirlo, aceptarlo y experimentarlo como tal es un concepto budista con el que estoy completamente de acuerdo. Aprender a controlar el sufrimiento y aceptar el dolor es un trabajo complicado, que a menudo solo se obtiene por medio de prácticas como la meditación, pero necesario si uno quiere lidiar con las adversidades que inevitablemente a todos nos llegan. Y a Santos, el protagonista, le llegan por todos lados, me temo.

Agenda de presentaciones de ‘Alacrán’:

  • Viernes 27 abril a las 19:30h. Feria del Libro de Valencia.
  • Domingo 29 de abril a las 11:30. Feria del Libro.
  • Jueves 3 de mayo. Maig Literari de Picanya. Picanya (Valencia).

 Alacrán, de Salva Alemany. Editorial Amarante. ISBN: 978-84-948039-8-7 

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Me concede una entrevista Salvador Alemany, (Valencia, 1968). De espíritu inquieto, sus múltiples estancias en diversos países y ocupaciones han generado en él una cascada de experiencias plasmándolas en su obra literaria. Ese periplo despertó en él la curiosidad investigadora lo que -unido al recuerdo de sus estancias en...