Maria ReigLa segunda novela de la escritora Maria ReigUna promesa de juventud (Suma de letras), nos transporta a los albores de la Segunda Guerra Mundial. A Suiza como uno de los escenarios principales. Un país neutral en apariencia, aunque a veces nada es lo que parece. En esa línea de misterio también se mueven los personajes y la intriga de esta novela de ficción histórica cuya autora cosechó un enorme éxito con su anterior novela «Papel y tinta» en 2018. Comparto la entrevista que me concedió esta semana al hilo de Una promesa de juventud.

Ginés Vera: Según he leído, antes de terminar su anterior novela «Papel y tinta» ya tenía en mente rescatar de su memoria una imagen, un lugar, auténtico germen de esta «Una promesa de juventud.» Coméntenos esos inicios de su novela y cómo se decidió por el enfoque de la trama habida cuenta de la abundancia de novelas ubicadas en el contexto de la II Guerra Mundial.

María Reig: Exactamente, Ginés. La idea de dos internados separados por un bosque llevaba en mi cabeza desde hacía unos diez años. Sin embargo, tenía claro que era necesario buscar un contexto específico, interesante. Cuando estaba terminando el primer manuscrito de «Papel y Tinta», comencé a darle vueltas a la ubicación de esos internados que había imaginado. Rápidamente, llegué a Suiza. Son muchos los colegios internacionales famosos ubicados en la Confederación, así que la conexión no fue complicada. Entonces, empecé a preguntarme por este país, por su Historia. Retrocedí en el tiempo y me detuve en los años treinta: ¿cómo se habría vivido la contienda desde un lugar que, a pesar de ser neutral, estaba en el epicentro del conflicto en Europa? Comencé a encajar piezas y di con la mezcla que andaba buscando. Tanto los internados como la Segunda Guerra Mundial son elementos habituales en la literatura, así que esta perspectiva distinta me fascinó y me lancé a investigar y a crear las tramas.

G.V.: Hay una alternancia entre la realidad y la ficción en «Una promesa de juventud.» Por ejemplo, en los escenarios, en las localizaciones. También en cuanto a cierta falta de información sobre el día a día del alumnado y el profesorado en los colegios mayores de la Confederación Helvética tras el inicio de la contienda. Háblenos de ese personaje como es Caroline Eccleston con el que compartió mucho más que un viaje a Zurich.

M.R.: Caroline es reflejo, en muchos momentos de la novela, de mi propia frustración en las fases de documentación. Cuando te fijas en un punto de vista diferente, quizás menos explorado que otros, la cantidad de fuentes es más limitada. Si, además, muchas de ellas te llevan, una y otra vez, a un callejón sin salida, te desesperas un poquitín. Como has indicado, cuando escribo, me interesa mucho esa conexión con la realidad, a pesar de que mis novelas son ficción en un 99,99%. Para tratar de recrear la vida de los internados suizos que estaban en funcionamiento a principios del siglo XX, contacté con un total de ocho instituciones. Solo dos me proporcionaron información más allá de la publicada en sus páginas web. Al final, me serví de los datos que sí tenía para ir tejiendo toda la idiosincrasia de los colegios ficticios que aparecen en la novela. La documentación sobre otros aspectos más genéricos fue relativamente más sencilla, así que, al final, todo fue tomando forma.

G.V.: Es innegable el peso de los personajes y de sus vivencias a lo largo de la novela, pero quisiera preguntarle por la parte más seria, más reflexiva de «Una promesa de juventud.» En cierto modo ¿ha querido dejar a las y los lectores la idea de que Suiza tuvo un papel no tan neutral durante la II Guerra Mundial? ¿Quizá no tanto para cuestionar temas políticos pero sí el concepto del coste moral de las decisiones tomadas?

M.R.: «Una promesa de juventud» es una novela coral en muchos sentidos. También en cuanto a puntos de vista. He querido incluir perspectivas diversas: la beligerancia, la neutralidad, la indiferencia. El papel de Suiza en la Segunda Guerra Mundial tuvo sus luces y sus sombras, igual que el del resto de estados. En su caso particular, tuvo que jugar sus cartas con mucha cautela, pues la proximidad de potenciales enemigos aumentaba el riesgo de ser engullido por la contienda. Al igual que ocurre con Liesl y Alemania o con Anabelle y Francia, con Charlotte, que es suiza, trato de analizar la identificación de una persona con las decisiones de su país, la comprensión de las mismas y, en definitiva, la terrible conclusión de que todo tiene un precio, incluso quedarse al margen de una guerra.

G.V.: Me he sentido identificado con el personaje de Adam Glöckner en su lucha personal. Porque en «Una promesa de juventud» además del conflicto bélico internacional también podemos ser testigos de otras batallas. Como la de un hijo que prefiere seguir su propio destino frente al impuesto por su padre. Formarse en Matemáticas y Químicas si es su deseo en lugar de “convertirse en un hombre digno y útil para la empresa” familiar. Háblenos de los personajes masculinos en «Una promesa de juventud» aunque el peso lo tengan sobre todo tres mujeres.

M.R.: Me ha gustado muchísimo compartir momentos con los personajes masculinos de la novela. La relación entre Adam y George es una de las más complejas del libro. Es el dibujo de dos seres humanos que, a pesar de proceder de orígenes absolutamente opuestos, pueden entenderse en lo más básico. Adam es un hombre de principios, esclavo de su pasado, atormentado por sus errores y maestro por vocación. George es un joven que tiene todo, pero, en el fondo, no tiene nada. Vive tras un muro de orgullo que le impide llegar a la raíz del problema y, gracias a la honestidad y el apoyo sincero de Adam, conseguirá ir desenterrando sus miedos y pasiones.

una promesa de juventudG.V.: «Una promesa de juventud» también es una novela con un misterio alrededor del cierre inesperado del internado femenino. Del St. Ursula Internationale Schule für Damen. Háblenos de este hilo argumental en la relación de la amistad entre Charlotte Fournier, Sara Suárez y el contexto histórico de fondo.

M.R.: El abrupto cierre del colegio St. Ursula es el motor principal de la novela, el motivo por el que Caroline se desplaza a Zúrich y se encuentra con Charlotte, que la lleva al curso 1939-1940. Charlotte asegura que es un viaje necesario para comprender ese misterio, pero Caroline no siempre se fiará de su interlocutora y, de hecho, despejar sus dudas no será tan simple como parece en un primer momento. Con cada cita retroceden al pasado y Carol va descubriendo esos vínculos que existieron entre Charlotte y sus amigas. Y, en especial, con Sara, una chica española que llega ese curso a la escuela. Además, asiste, en primera línea, al avance de la Historia y la contienda en ese año tan complejo, a lo largo del que Suiza fue quedando rodeada por países afines u ocupados por Hitler. La guerra, las relaciones entre alumnos y profesores, los secretos y los misterios con los que se topa Carol irán entrelazándose, guiándola hacia la respuesta de su pregunta inicial.

G.V.: Querría preguntarle por último por el proceso de búsqueda de información para documentarse y plasmarlo en la novela. Sin duda alguna ha habido una evolución entre los escritores de antaño y los actuales. Ud. ha podido viajar a Zurich, aunque Emilio Salgari no lo hizo al sudeste asiático ni Bram Stocker a Transilvania. Coméntenos esto a la luz de una interesante frase que leemos en «Una promesa de juventud.» Me refiero al personaje de Damian cuando le dice a Charlotte que “el saber que almacenamos en nuestra mente nunca nos abandona. Sean cuales sean las circunstancias”.

M.R.: Tengo que decir que es una suerte haber podido visitar algunas de las localizaciones de la novela. Es cierto que no pienso que sea imposible escribir sobre un lugar que no conoces físicamente. Puedes configurar tus ideas a base de documentación. De hecho, en mi caso, al ser novela de ficción histórica, tuve que conocer la ciudad de los años 30 a través de imágenes, textos o vídeos. El viaje me sirvió para terminar de rematar detalles, pero la base ya estaba realizada previamente. Tener esa segunda etapa de descubrimiento de los espacios fue un privilegio que no creí poder realizar al principio. Me generó una sensación extraña, mágica. Había estado muchas veces antes, en mi imaginación, pero poder percibirlo con mis cinco sentidos fue maravilloso. Al final, hay matices de esas sensaciones que he podido volcar en la novela. Otros, como dice Damian, me los quedo para mí, en mi mente, a salvo de las circunstancias.

María Reig (Barcelona, 1992) estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y un Máster en Dirección de Comunicación Corporativa en EAE Business School. A los 24 años decidió centrar todos sus esfuerzos profesionales en que su primera novela, Papel y Tinta, viera la luz en 2018, gracias a una campaña de crowdfunding.

Una promesa de juventud. María Reig. Suma de letras.

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La segunda novela de la escritora Maria Reig, Una promesa de juventud (Suma de letras), nos transporta a los albores de la Segunda Guerra Mundial. A Suiza como uno de los escenarios principales. Un país neutral en apariencia, aunque a veces nada es lo que parece. En esa línea de...